Brecha 880 11/October/2002. EL OCHO - CRÃTICAS.DarÃo Reinosa. Primer disparo de un viejo tirador.DarÃo Reinosa tiene 43 años y figuró como cantante, guitarrista y compositor a partir de 1970, cuando tenÃa 11. Nunca estuvo en la primera lÃnea, y no por falta de talento sino porque sus incursiones fueron esporádicas y dispersas. Recién en los últimos noventa empezó a actuar regularmente como percusionista (acompañando, entre otros, a Rossana Taddei y al Cabra Quinteto). Explorador y creativo en ese terreno, empezó a sorprender a quienes no lo conocÃan de antes: "Qué bien canta el percusionista" (algo especialmente meritorio al lado de una voz espectacular como la de Rossana Taddei). En realidad se trata más bien de un cantante que se reveló percusionista, y no el aparente contrario. Su primer disco* contiene canciones compuestas a partir de 1991, se empezó a grabar en 1998 en forma independiente y fue concluido en 2000. Entre un nivel brillante y uno decoroso, DarÃo canta, toca percusiones, distintos tipos de guitarras, flautas, teclados, baterÃa, bajo, armónica y cazú. Por si fuera poco ese despliegue individual, cuenta con un equipo acompañante estelar, que incluye, entre otros, a Hugo y Francisco Fattoruso, Mariana Ingold, Nicolás Mora, Rafael dos Santos "Funfu", Popo Romano, Berta Pereira, Francisco Lapetina y muchos otros instrumentistas de primera. Juan Carlos Ferreira comparte con Reinosa la muy competente producción (su estilo coincide de tal manera con los trabajos autorales de Ferreira que es difÃcil saber hasta dónde va la colaboración de uno y de otro, o si se trató simplemente de una enorme y rara empatÃa de gustos y propósitos). La influencia predominante y clara es la de Djavan: hay muchos elementos de estilo, procedimientos, ámbito afectivo y "aire" que remiten al alagoano (quedan especialmente en evidencia cuando Reinosa asume el sonido Ronnie Foster del Djavan más difundido, como en "Primer disparo"). Es un ámbito que, de por sÃ, ya implica dificultades técnicas que el equipo sortea con solvencia. Pero no hay dependencia del modelo. No se meten en experimentos rÃtmicos tan radicales, no usan ritmos ni modalismos tradicionales brasileños, y cuando incursionan en uruguayeces (candombe, murga, tango) la referencia a Djavan desaparece. Hay además unos intentos muy personales entre el humor, el absurdo, lo fragmentario y lo grotesco. La versión de "Uno" tiene ese término medio entre la sátira y el sentimiento genuino que caracteriza las interpretaciones tangueras de Rada. DarÃo tiene una gran técnica vocal, y prefiere elementos de emisión de jazz de la generación de Al Jarreau, aunque no carga en el uso de la "voz como instrumento", prefiriendo explorar las modulaciones de matices en notas largas (especialmente unos muy expresivos agudos roncos). Se tira además a imitaciones bien hechas de cantaor flamenco, tanguero y murguista. Las letras están muy bien hechas en lo sonoro, en la variedad de vocabulario, riqueza e imprevisibilidad de rimas y de evocaciones. Se ubican en un mundo vago, donde las "historias" o situaciones quedan apenas insinuadas. Como suele ocurrir en las músicas influidas por el jazz-rock, dominan las expresiones de "relación suinguera con la magia de la vida" (algo que Djavan también tiene, aunque se escapa con frecuencia para exponer estados angustiosos o depresivos). Algunos de los muchos (¡21!) surcos del dc parecen ser ocurrencias improvisadas, de esas que en un ámbito doméstico cercado de implicancias emocionales extramusicales se revisten de una magia que parece motivar su inclusión en el fonograma. Puede ser que en este contexto público y menos personal no se preserve el encanto original y quede tan sólo su cáscara -la idea de que la magia estuvo en algún momento-. Pero DarÃo se tira a todo con una rara convicción, intensidad y competencia. Guilherme de Alencar Pinto * Atlante, Perro Andaluz, CC 6923, 2001.