P.R.A. Fanzine
Era octubre de 1973, y los indices de paro e inflación empezaron a dispararse en todos los paÃses occidentales.
A ambos lados del Atlántico, y casi de forma simultánea, empezó a nacer un sentimiento de rabia y frustración que, desde luego, obtuvo su mayor plataforma de propaganda en la música. Mientras en el norte de Estados Unidos se creaban grupos como setas, en Inglaterra se forjó toda una moda y un movimiento contracultural.
Los jóvenes, que veÃan el futuro sin esperanzas y sólo contaban con la seguridad de no tener trabajo, empezaron a sentir que la música que se habÃa hecho hasta entonces y los grupos que se habÃan formado a finales de la década anterior no tenÃan nada que ver con ellos. La música se habÃa alejado de la realidad que estaba viviendo la gente, ya no expresaba sus sentimientos. En la segunda mitad de los setenta sólo el reggae tenÃa algo que decir a los desamparados, a los que no tenÃan dinero, a los que iban dÃa tras dÃa a la cola del paro, a los que sentÃan como el sistema les oprimÃa. Este grupo de gente y las grandes figuras de la época (Yes, Emerson Lake and Palmer, Deep Purpie, Status Qio, Thin Lizzy. . .) vivÃan dos mundos totalmente distintos.
Nada en la música de los setenta expresaba todo ese descontento, y por si fuera poco se habÃa convertido en artÃculo de lujo al alcance de unos pocos privilegiados. Los equipos costaban verdaderas fortunas, alquilar un estudio de grabación para realizar una maqueta y poder presentarla a las discográficas suponÃa un gasto exagerado, y el contacto con el público era prácticamente nulo.
De pronto, empezaron a emerger muchos grupos que decidieron volver a los inicios, a lo básico, componer canciones rápidas y contundentes, sencillas en estructura pero inmensamente ricas en contenido, y tocar allà donde se pudiera: pubs, bares pringosos, salas de ensayo, garajes, el metro. . . No necesitaban contratos millonarios ni buenos equipos, tan solo ganas de decir cosas, de protestar y de hacerlo bien alto.
Y asà como el skiffle habÃa demostrado muchos años antes que cualquier cosa sirve como instrumento (el skiffle era una música con raÃces en el jazz, originaria del Nueva Orleans de principios de 1900, donde con cajas de cigarros, botellas de cristal, tablas de madera o platos de té todo el mundo se atrevÃa a componer algo), los punks decidieron comenzar a hacer música de otra manera. Algunos grupos no tenÃan bajo, la mayorÃa no sabÃan tocar y de cantar ya no digamos; pero eso era lo de menos.
La actitud. La actitud era lo importante.
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