É rase una vez el final de una historia, el rock le arranco el corazón al pop y le prometió derramar su sonido sobre la nube que cubría el desierto de promesas falsas; y entonces se colgó una guitarra, cerró la mano tan fuerte que sus dedos atravesaron su palma y una lágrima salió de sus ojos escribiendo en sus mejillas pesadillas hermosas. Desenterró sus dedos, pisó entre gritos el acorde más triste y estalló su mano sangrante sobre las cuerdas que despidieron una resonancia indestructible y destructora, el polvo se levantó del suelo para poner al cielo en una noche absoluta, la elegancia de todas las resonancias se sembraron en aquella superficie árida mientras las alturas desangraban al corazón del pop sobre ella.
Pasaron mil eternidades, se destruyeron cientos de infinitos, el sol se apagó para siempre y la luna se incendió para suplirlo, y de aquel piso estéril germinaron bosques de arbustos secos, de donde nacían pequeños suspiros melancólicos y etéreos, gritaban por amor pero nadie ahí tenía oídos, respiraban odio, saboreaban la sangre de aquel corazón que les dio vida y se derretían por sus ojos que buscaban lapsos de ternura sin éxito. Todo estaba muerto, había que morir para vivir en aquel reino donde la incomprensión reinaba.
Y entonces el viento helado soplaba cristales de hielo que degollaban cualquier forma de vida; los frutos de aquel corazón apenas respiraban y fallecían cercenados para convertirse en sombras que deambulaban por aquel paraíso de desamor, absorbiendo pasiones desenfrenadas, rompiendo y tragándose sentimientos de dolor, comandados por la lujuria para luego arrepentirse y vomitar todo en llanto. Y el rock seguía llorando en lo alto de una montaña sin comprender nada de lo que pasaba bajo sus pies.
De pronto en aquel cielo lóbrego se pinto un pequeño diamante coloreado de luces amarillas, caía a una velocidad sorprendente, el rock volteó al cielo impresionado y quedo hipnotizado por aquella pequeña luz, sus ojos se vaciaron, presentía el final del comienzo de todo, su aliento se apesto de amor, sus lagrimas estancaron dulces sabores en su boca, mientras el viento susurraba en sus oídos voces de diablos que deseaban convertirse en ángeles.
La luz caía penetrando el polvo que había cubierto el cielo de oscuridad, ardiéndolo y permitiéndole a la luna asomarse a aquel vació. El rock se quedó inmóvil mientras aquel rayo en forma de diamante amarrillo le atravesó el cráneo y derramó sus sesos por todos lados. La incandescencia de aquel estallido cegó al viento por unos segundos, lo que permitió a cinco suspiros escapar de su guillotina de hielo.
Los suspiros huyeron hacia los trozos aún con vida del cerebro del rock y se los tragaron; esto provocó que los ojos se les incendiasen, les brotaron alas y volaron a las alturas en busca del corazón del pop esquivando al asesino viento.
Cuando los cinco suspiros encontraron al corazón del pop, éste estaba prácticamente seco, ya no podía alimentar aquel suelo, no habría mas suspiros nunca, el viento ya no tendría trabajo. Pero de entre sus dientes el cerebro del rock expulsaba una idea que destinaba a aquellos cinco personajes a hacer una obra macabra… y los suspiros siguieron aquel destino.
Tres de ellos a mordidas deshilaron las venas de aquel corazón, e hicieron dieciséis cuerdas, uno de ellos se quedo con cuatro y formo un bajo que tendría la misión de ser el engrane que volviese a hacer funcionar aquella maquina de sangre, otro tomó seis trozos de venas para formar una guitarra cuya misión sería transformar la tristeza en alegría y el tercero hizo lo mismo que este último pero con el cometido de hacer rugir el sonido en todos los rincones de aquel reino. Otro de los suspiros se metió al centro del corazón para buscar los últimos latidos de éste; con los que formó percusiones cuya tarea sería retumbar en la melancolía para hacerla feliz. El último de ellos se quedo afuera, aspiró el perfume que rondaba por ahí, se tragó todo aquel aire asesino y gritó eternamente que el corazón del pop estaba vivo, mientras vomitaba al rock para que cubriese todo.
Y así el sonido inundó todo el lugar, la muerte resucito agonizando en dolor, y bautizo el espectáculo del cielo con el nombre de V I D A L I A …era el rock con el corazón del pop.
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