Degüello

dEGÜELLO nace como pROFANACION, como fiesta. Irrumpe espontáneamente –y con mala leche- en el entorno compostelano de mistificación folkie y esnobismo jazzístico como una ampliación del campo de batalla. Estamos en el 2002.
Si bien es cierto que sus integrantes forman tambien parte de esa vanguardia músico-intelectual. La contradicción es la condición ontológica de dEGÜELLO que tiene sentido como el envés de ese contexto, como la sombra o el afuera de tanto postureo.Por eso es fiesta, risa, parodia, mueca, carcajada. La postura llevada a su paroxismo. ¿Acaso deguella algo dEGÜELLO? Pues sí. Es una pROFANACION.
Los juristas romanos sabían perfectamente qué significaba profanar: las cosas que pertenecían de algún modo a los dioses eran sagradas. Como tales, quedaban sustraídas al libre uso… de los hombres. Se consideraba sacrílego todo acto que violase o transgrediese esa indisponibilidad. Si consagrar era el término que designaba la salida de las cosas de la esfera del derecho humano, profanar significaba, por el contrario, restituir al libre uso de los hombres.Toma...
Tenemos pues y ya paramos...(ya hemos dicho y avisado que somos vanguardia-músico-intelectual) la esfera de lo sagrado y la esfera de lo profano generadas a partir del proceso de sacralización que llamamos sacrificio mediante el que las cosas dadas al uso humano se desgajarían, se separarían para entrar a formar parte de aquellas cosas que sólo están disponibles para los dioses. Profanar, hacer profano, sería, entonces, el proceso inverso, el proceso que restituye, que devuelve las cosas sacralizadas a la esfera del uso humano.
dEGÜELLO es la partida de póker del domingo. El arte y la cultura jamás han de estar al servicio del Estado, de las instituciones; de subvención que me legitima. A mí, a mi expresión y a mi supervivencia. Por eso cobramos. Pero tocamos. Tocamos rhythm and blues, tejano, árido. Del otro lado del charco porque allí nace. Y allá de aquel(los) que dentro de su pobre esfera de nación o patria no logren a dimensionar tal hallazgo y gusto.
Como se prodría decir plagiando a Panero, “la crueldad que a la canción invita/ donde la rosa es símbolo de todo lo cruel/ la mueca del odio/ es mueca del furor”, del fulgor que en la risa del rock habita.