Contrario a lo que pudiéramos pensar, las prácticas sadomasoquistas tiene sus orÃgenes cuando a la antigua Roma llegaban esclavos provenientes de Europa, el Norte de Ãfrica y Asia para divertir en público en los circos con escenas de violencia a menudo de Ãndole sexual. Los ciudadanos opulentos de Roma utilizaban esclavos para facilitar diversiones sexuales en sus orgÃas. La sumisión de los esclavos a toda clase de actividades no era caracterÃstica única en Roma, ya que la noción de personas convertidas en objetos sexuales ha cundido a través de la historia.
Hoy en dÃa, existe toda una subcultura dedicada a este tipo de prácticas, en las que intervienen toda clase de instrumentos que van desde fuetes y cuerdas hasta la fabricación de potros, sillas, columpios y demás artefactos para alcanzar el placer de una forma muy peculiar.
En el mundo de la sumisión y la dominación participan mÃnimo dos personas: EL SÃDICO (ó amo) y el MASOQUISTA (ó esclavo).
El sádico es aquel que de manera conciente aplica dolor a otro de manera fÃsica o psicológica y le es placentero. El término fue acuñado por el sexólogo VIENÉS KRAFFT-EBING, unos 70 años después de la muerte del MARQUÉS DE SADE, personaje inspirador al que, sin duda hay que recordar como liberador sexual, ya que escribió exhaustivamente acerca de las referencias que le han hecho notorio, catalogó toda actividad sexual fuera de lo normal que le paso de la mente y lo que tal vez sea más importante, escribió sin tratar de escudarse ó justificarse, defendiendo furiosamente su derecho ( y por ende el de todos ) a satisfacer sus propios instintos.
Asà mismo, y tal como habÃa ocurrido con el MARQUÉS DE SADE fue la obsesión de SACHER-MASOCH, (un literato Austro-Húngaro cuyo origen de deseo de dolor y humillación no está del todo claro, aunque una pista es el hecho de que su padre era policÃa) lo que dio a KRAFFT la idea de utilizar la segunda mitad de su apellido para crear el termino MASOQUISMO.
El MASOQUISMO es la contra posición del SADISMO, es decir, gusta y disfruta de recibir dolor de otro individuo y aunque los dos hombres que inspiraron estos términos constituyen una extraña pareja, EL SÃDICO y EL MASOQUISTA se convierten en compañeros sexuales ideales.
a