Contemporánea a la llamada “Generación de la Ruptura†(representada por Manuel Felguérez, Vicente Rojo, Lilia Carrillo y Alberto Gironella, entre otros) pero más cercana, por afinidad y convivencia, a los artistas europeos exiliados en México, entre quienes se puede mencionar a Remedios Varo, Leonora Carrington, Vlady, Mathias Goeritz, Francisco Moreno Capdevilla y Benito Messeger.
La temprana atención que logró de la crÃtica de entonces, su formación autodidacta, su cercanÃa con artistas extranjeros mayores a ella y el lanzamiento inicial de su carrera en Francia, le permitieron mantenerse al margen del enfrentamiento generacional que, a fines de los cincuentas y principio de los sesentas, prevalecÃa en el ámbito de las artes plásticas mexicanas. Esto mismo le dio la oportunidad de participar, de manera indistinta y un tanto marginal, en las exposiciones que agrupaban diversas visiones y tendencias, y desarrollar un estilo muy diferenciado de las corrientes del momento, cargado de una solidaridad humanista y marcadamente sombrÃo.
A pesar de su creciente éxito y los grandes aciertos al ampliar sus medios de expresión —de la pintura al dibujo y la escultura— su alcoholismo se fue acentuando casi hasta el grado de truncar su carrera. Sin embargo, después de un intenso proceso de rehabilitación a principios de los setentas, vuelve con una nueva visión y se gana, en el transcurso de los siguientes años, exposiciones en los principales museos de México (Palacio de Bellas Artes, Museo de Arte Moderno, Museo del Chopo y otros) y el reconocimiento de coleccionistas en otros paÃses.
Desde su primera exposición individual, en 1955, y a lo largo de más de cinco décadas de trabajo, ha explorado los más diversos medios, desde los tradicionales hasta algunos acercamientos a los terrenos de la instalación, el arte efÃmero y los espacios intervenidos. Entre sus obras se pueden destacar, por su técnica distintiva, sus óleos con espátula, tallas en madera y grabados policromáticos.
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