Consumidor compulsivo de música pop desde su adolescencia, a finales de los 90 Mr. Txarly empieza a tener amistades poco recomendables en la ciudad de Valencia que le arrastran por el duro camino del coleccionismo musical, además de convertirse en asistente habitual a todo tipo de saraos musicales. Ya en los dosmiles, debuta a los platos en locales emblemáticos de Castellón como La Queca y Polar (misteriosamente ambos cerraron al poco tiempo de su actuación), y tras fijar de nuevo su residencia en Valencia asalta la cabina de Matisse , donde se ha hecho fuerte y no lo tiran ni con agua hirviendo.
Mr. Txarly adora redactar listas de discos/canciones/pelis/cosas, comer palomitas mientras ve la pelÃcula 'Alta Fidelidad' por enésima vez y holgazanear en el sofá de su casa con los cascos puestos. Mr. Txarly odia hablar en público, por lo que por mucho que lo intenten algunos clientes habituales, él NUNCA dedicará una canción en la cabina de Matisse. Bueno, ocurrió una vez, pero la chica era demasiado guapa y la carne es débil amigos...
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