CASA DEL TIBET DE BARCELONADedicatoria de S.S. el Dalai Lama "La cultura tibetana es una de las herencias culturales antiguas más ricas del mundo. Basada fundamentalmente en el amor, la compasión y la no violencia, su preservación y perpetuación no sólo beneficia al TÃbet sino también al resto del mundo. Por ello, espero y rezo para que la Casa del TÃbet en Barcelona (España) pueda presentar su cultura y asà contribuir grandemente a desarrollar el interés por ella. Os doy las gracias a todos los que directamente o indirectamente participáis en ese trabajo tan útil y beneficioso." Tenzin Gyatso,Dalai Lama
Monje budista del Sakya 19 de diciembre de 1994
Manuscrito en tibetano en el libro de firmas de la Casa del TÃbet.
El TÃbet tan lejosCasi seis millones de personas viven hoy en los extensos y lejanos territorios tibetanos. Una región anhelada por la imaginación y perseguida como una leyenda por viajeros, exploradores y cientÃficos.
A pesar del espÃritu de los tiempos modernos y de la evolución del transporte, el TÃbet sigue siendo para algunos un paÃs desconocido. Su milenaria cultura, rica en tradiciones, proviene de un pueblo habituado al estudio en sus monasterios.
La anexión por la fuerza militar de sus vecinos chinos en 1959 interrumpió dicha cultura, si bien no ha impedido que los exiliados, principalmente en la India y Nepal, y simpatizantes de todo el mundo, hayan asumido la responsabilidad de conservar y difundir el contenido de una tradición pacifista y respetuosa con los seres y la naturaleza.
La preservación de lo que fue y debe volver a ser el TÃbet, depende en estos momentos, de quienes se interesan por las culturas en peligro
El intercambio y conocimiento mutuo de culturas tan radicalmente distintas como la tibetana y la occidental puede ser, además de enriquecedor y atractivo, un valioso elemento de solidaridad con el pueblo tibetano.
La cultura del TÃbet, que ha sabido atesorar y conservar en su filosofÃa un profundo conocimiento de la naturaleza humana, es patrimonio de la humanidad y, como tal, debe ser conocida y preservada para todos.
La Casa del TÃbet en Barcelona, inaugurada en diciembre de 1994 por S.S. el Dalai Lama, es una asociación cultural y solidaria, de carácter no lucrativo, que tiene por objeto dar a conocer en nuestro paÃs la cultura autóctona del TÃbet en sus variadas manifestaciones y sus posibles aportaciones a la sociedad moderna actual.
Para promover esos fines organiza conferencias y seminarios, exposiciones, proyecciones audiovisuales, coloquios y otras actividades.
Actividades de La Casa del TÃbet:
-CulturaPromueve y difunde la cultura del TÃbet en sus diferentes expresiones: arte, historia, lengua, medicina, folklore, cocina, viajes, etc.
-SabidurÃa
Facilita el conocimiento de su filosofÃa y su rica espiritualidad que, inspiradas por el budismo y celosamente preservadas, han hecho del TÃbet una cultura sustentada en principios éticos como la compasión y la tolerancia y han dado al mundo grandes maestros espirituales.-Documentación y medios
Proporciona una medioteca especializada, con material de lectura, estudio y documentación sobre el TÃbet, y facilita información directa y fiable a los medios de comunicación.-Intercambio Oriente-Occidente
Estimula un intercambio enriquecedor de ideas y culturas que pueden favorecer una mejor comprensión de la naturaleza humana.-Derechos humanos
Informa a la opinión pública de nuestro paÃs de la problemática de los derechos humanos en el TÃbet y de su resonancia internacional.-Solidaridad
Promueve la ayuda y la solidaridad con el pueblo tibetano tanto en el territorio del TÃbet como en el exilio.-Medio ambiente
Reúne y difunde investigaciones, estudios y propuestas para la conservación del ecosistema tibetano.El asunto de la falta de derechos humanos en TIBET
Actualmente 16 artÃculos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos están siendo violados en la eufemÃsticamente llamada "Región Autónoma del TÃbet". Los soldados están por todas partes. Los tibetanos son discriminados en todos los aspectos y no poseen las libertades fundamentales. Quien se manifiesta contra la dictadura comunista es duramente castigado. Quien posee una foto de SS. SS. el Dalai Lama, una bandera tibetana o, cualquier material pro TÃbet es encarcelado de forma inmediata. El simple hecho de hablar con un extranjero puede ser motivo de encarcelación.El gobierno chino a encontrado la "solución final" para el TÃbet: La transferencia de chinos a la región o la deportación de tibetanos a otras regiones de China (donde son discriminados y marginados), asà como abortos o esterilizaciones dirigidas a mujeres tibetanas. Los impuestos chinos arruinan a las familias tibetanas pobres o nómadas y dejan escasos medios de supervivencia al resto.
Los pequeños negocios, hoteles, cines, restaurantes, etc., están en manos chinas. Los rótulos de todos los establecimientos están escritos en grandes caracteres chinos y, debajo en grafÃa mucho menor en tibetano. La lengua oficial es el chino. Los chinos mandan a los niños tibetanos a otras regiones de China, donde son educados a los "modos chinos".
En la región no existen medios de comunicación independientes. La televisión es algo extremadamente limitado y rÃgidamente controlado por las autoridades de la RPC. Los periodistas extranjeros no son bien recibidos y normalmente son expulsados. Solamente La Voz de América y Radio Asia Libre transmiten informaciones de forma realista al TÃbet.
A pesar de todo esto, el Dalai Lama no ha perdido ni su esperanza ni su determinación de conseguir justicia para su gente.Durante más de 40 años ha luchado con este gigante -China-, no con ira, sino con compasión, de un modo no violento, armado sólo con la verdad. Su estrategia ha sido atraer la atención mundial hacia la crisis tibetana en la creencia de que la justicia de su causa provocará los cambios en la polÃtica china hacia el TÃbet.
Los tibetanos de dentro y fuera del TÃbet han considerado por largo tiempo al Dalai Lama como su lÃder y como la personificación de sus esperanzas de supervivencia como pueblo. Debido a su extraordinaria firmeza de carácter y defensa de los valores humanos básicos, independientemente de una polÃtica particular o una ideologÃa religiosa, ahora emerge no sólo como lÃder del pueblo tibetano, sino como figura mundial.
Durante los últimos años, ha trabajado incansablemente para reformar las actitudes en pro de una mejor sociedad, fomentando la importancia de la bondad y la compasión asà como la comprensión de nuestra común humanidad como base del diálogo en la resolución de los conflictos personales y polÃticos.Su propuesta para el futuro del TÃbet y del conjunto de la humanidad viene perfectamente sintetizada en el discurso que pronunció, en 1989, cuando recibió el Premio Nobel de la Paz. Su vigencia, su transcendencia y su necesidad siguen plenamente justificados.
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