Maltratar gatos, la cocaÃna, mujeres casadas, decir muchas veces la misma cosa, autolesionarme, dar golpes de estado vestido de mujer, traicionar a mis amigos, el porno alemán de principios de los 80, el robo y la extorsión a personas que se levantan cada mañana para alimentar a sus hijos y mantener su casa que con taaanto esfuerzo pagan mes tras mes a través de una hipoteca asfixiante, mirar cosas que no se mueven mucho, las pelÃculas de universitarios norteamericanos, rodearme de enanos, tirarme por escaleras y, eventualmente, dormir en cajeros automáticos.
A Satan.
Marchas militares, gangsta rap, mi propia voz grabada en una cinta magnetofónica y los jingles de los anuncios.
Los albóndigas en remojo, El séptimo sello, Pepito Piscinas, El cielo sobre BerlÃn, El liguero mágico, El gabinete del Doctor Caligari, Sor Citroen, Emmanuel Negra, Blacula, Ciudadano Kane, El robobo de la jojoya, Amanecer, American Ninja, Senderos de gloria y Duro de Matar. Ah, y el video de la boda de mi hermana (no puedo dejar de llorar).
Toda en la que invitados que han accedido voluntariamente a asistir acaban llorando o sufriendo delante de las cámaras.
DeberÃan quemar todas las bibliotecas, hemerotecas, archivos históricos, folletines, manuscritos e incunables, pues con la televisión tenemos más que suficiente.
John Wayne, John Wayne Gacy, MarÃa Jimenez, RasputÃn, Felipe II, Chuck Norris, Michael Jackson, Unabomber, el chico de la Katana, Urdaci (tha ultimate jester), Millán de Astray (qué gran frase la suya), Franco Carreño, Heidegger y la imbécil de mi ex-novia.