lu

Hay que decir, que no encontré un drone de un didgeridoo si no que al escucharlo hablaba conmigo. Por eso los aborigenes hablan tan poco, supongo.Lu nació cerca ya de 2 años en Ibort, pueblo de Huesca y población luchadora allá donde las alla. El sonido del didgeridoo hizo, que saliera de la placenta de la sociedad y adquiriera una nueva vida. Me ayudó, (el didgeridoo), a dejar atrás la rutina, los vicios de la ciudad y me absortó de sus asfixiantes fauces publicitarias y de sus largas leyes recaudatorias,(vaya discurso). Pero nació una persona que solo quiere saber de música y que me acompaña en los que haceres cotidianos como el de trabajar, pagar multas y el desenfadarme. El desprendimiento, (palabra que llena muchas vocas pero que consuela pocos espirutos), cada vez es mayor de la ciudad. No sé a donde llegaré, pero lo haré, solo la música me calma.Un Re muy grande para el lector y su alrededor.Lu