¿Sabes cuando ves algo y notas desde un nivel existencial de tu ser que es para ti? Y no en términos de posesión, si no de cambio evolutibo. Pues esto me ocurrió, y muy fuerte, al ver hace año y medio Nico Pirelli un chico argentino que toca el Hang Drum en Granada. Me quedé prendido de ese mágico sonido que hizo vibrar mis glándulas endocrinas. Me sentà tan agradecido de lo graciosa que es la vida y del hecho en sà de que existiera ese intrumento, que aún arrasto diáriamente ese sentimiento de gratitud.
Surikatos, el grupo de hip-hop "mÃstico" del que formaba parte, empezó a disolverse justo en ese momento.
Dejé el trabajo y todo lo que estaba haciendo en ese momento y empecé a soñar.
Es tanta la gente que ha llorado y sonreido con mi sonido o, seamos sinceros, con el sonido del increible instrumento de Panart, que me da a pensar que es un gran medio de distibución de amor.
Toco en las calles por ahà donde peregrino y en los eventos y locales a los que ocasionalmente soy invitado.
A veces solo, otras con flauta travesera, didgeridoo o con cualquier alma artÃstica qu cada dÃa sagrado me brinde la oportunidad.
No tengo ninguna meta comercial determinada. Solo deseo no desear y... continuar despertando en este sueño que es la vida y ayudar inconscientemente a los demás a hacerlo y que ellos me ayuden a mi en lo mismo.
Poco a poco convertir el ruido en una frecuencia más harmoniosa.
Gozar de las experiencias que, al fin y al cabo, son mi sentido.
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