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ATAJO en
El beso de la muerteDe las dos mitades del dÃa se compone el mundo. Llenos de luz y de oscuridad, que en nuestros corazones se mezclan sin descanso, caminamos por la pampa de nuestras vidas, por la cordillera de nuestros sentimientos. No somos fiesta nomás, no somos llanto solamente. La vida fluye por nuestros esqueletos como el viento entre las ramas de un árbol… no somos sangre y sonrisas nomás, también somos abono, chacrita fértil… y un dÃa, seremos memoria.A veces, los que no nos quieren, los que nos desprecian, nos hacen olvidar esto exactamente: no vivimos nomás en nuetros cuerpos, no somos nada más la suma de nuestra carne y nuestros sentidos. Somos fantasÃa, somos sueño. Y cuando nos vayamos no nos habremos ido, no para siempre. Asà que a la muerte, querida y tan nuestra como la marraqueta de cada dÃa, también queremos pedirle un beso… desnudando hasta nuestros cuerpos para reconocerla, para enamorarla de nuevo.Porque la muerte no es como la pintan, casi nunca. Y tampoco es como la cantan. No es un costal de huesos, no es un rayo divino. Flaquita es, bonita, cariñosa es la muerte que andamos cortejando. Wawita es la muerte, ñatita protectora. Es una muerte viva, como madera quemada en la fogata: a ella le estamos cantando. Muerte amiga, muerte hermana, muerte compañera…Si alguno gusta compartir, venga pues a sentarse con nosotros, que habremos de dejar salir todo lo que cargamos en nuestras voces, en nuestras manos y en nuestros corazones. Vengan, pues, traigan coquita y cosas dulces. Vengan a escuchar y a bailar con nuestro “beso de la muerteâ€â€¦ sean generosos.Y al final nos iremos todos por donde hemos venido, con el corazón aliviado. Regresaremos a la parcela húmeda, a la corriente plateada, al aire fresco, a la semilla. Polvo seremos otra vez… y amor, más allá de la muerte.-----------------------------------------------------
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----------------------------------Querid@s tod@s:En los últimos diez años en Bolivia hemos visto morir a la gente, hemos visto la guerra y la masacre, pero también hemos visto sonreÃr a la niña en los brazos de su madre. Escuchamos los gemidos de gozo tanto como los gritos de rabia y de dolor.En estos diez años de música de ATAJO caminamos por las calles, escuchamos a nuestros hermanos y hermanas pedir, explicar, contar sus historias... durante una década de amor y de fuerza hemos sido testigos de la magia de la gente, de nuestra gente: lo mismo para conseguir la comida, que para ponerle el pecho a las balas.Y asà caminando junto a los hombres y mujeres de nuestra tierra, hemos tratado de poner nuestras manos y nuestro oficio junto a ellos. La coca, el agua, la tierra, la felicidad y nuestros derechos. En estos diez años que pasan hemos querido hablar de lo que hablan ellos, cantar con y por ellos la irresistible fuerza de nuestras vidas tejidas. Porque eso es ATAJO.Por todo esto, hoy escribo para todos, para quienes desde 1996 nos siguen, para quienes nos empiezan a seguir, para los que sin estar estando siguen estando. Escribo para invitar a los que creen en nosotros. Porque queremos compartir un mensaje que muestre la fuerza profunda de nuestra música.Y no estoy hablando de lujo ni de sentirse estrellas, más bien todo lo contrario: queremos hacer un trabajo donde se pueda reunir todos los sentimientos de ATAJO, reunir a toda la gente con la que hemos luchado, y más todavÃa... queremos tratar de juntar a toda la gente para la que hemos cantado y a la que hemos dedicado nuestras vidas, con la música y con el canto. Es decir, queremos tenerlo todo junto en un puño y entrelazado, la psiquis y el latir del pueblo.Hay muchas cosas que hacer, muchas cosas que deberán hacerse, construirse y mostrarse. ATAJO podrá seguir caminando, no hacia arriba (porque ahà no cantamos todos juntos), sino hacia nosotros mismos.Queda hecha la invitación. Vengan a compartir, a ser parte de nuestro esfuerzo, de nuestro canto. Y encontrarán aquà el deseo, el sueño vivo como una mata de cacto, aquà la resistencia y la utopÃa, el trago y la marraqueta... aquÃ, en los valles y en la cordillera, aquà en la selva o entre la neblina... aquà nosotros y ustedes.Un abrazo,Panchi Maldonado
Director de ATAJO