DÃcese que en alguna ciudad perdida del Sur de los Estados Unidos, allá por el año 1968, un chaval llamado Willy y sus tres amigos del alma se reunÃan cada tarde en una esquina de su barrio para tocar canciones a la gente que pasaba. Un buen dÃa John Fogerty se fijó en ellos. A pesar de usar como instrumentos lo primero que habÃan encontrado en los porches de sus casas, aquellos muchachos tocaban con tanta ilusión que Fogerty no tuvo otro remedio que componer una canción sobre ellos -‘Down on the corner’-, canción que se incluirÃa en un LP llamado, precisamente, “Willy & The Poorboys â€.
Hoy, cuatro chavales de Barcelona, en nuestra Costa Este, estamos decididos a recuperar el espÃritu de la CCR. Con una formación idéntica a la Creedence de John Fogerty, Tom Fogerty, Doug Clifford y Stu Cook, los Willy & The Poorboys de Barcelona pretendemos ser un digno tributo a aquella banda legendaria que aún hoy cuenta con una auténtica legión de seguidores.
Willy & The Poorboys es una banda-tributo a la Creedence Clearwater Revival. La principal motivación y razón de ser del grupo es sencilla: ser un homenaje musical y visual lo más fiel posible a la Creedence, una de las mejores bandas estadounidenses de finales de los sesenta. La banda, afincada en Barcelona, está integrada por cuatro músicos: Aleix Trepat (John Fogerty, voz y guitarra), Adrián Pérez (Tom Fogerty, guitarra y coros), Santi Delgado (Stu Cook, bajo) y Fernando Mariscalchi (Doug ‘Cosmo’ Clifford, baterÃa).
El producto final de nuestro trabajo en el local de ensayo son nuestros directos: una puesta en escena que intenta (y a veces consigue) trasladar el recinto del concierto y sus habitantes hasta una actuación cualquiera de la Creedence, más o menos sobre el año 1970. El visitante se encontrará con cuatro personajes talmente salidos del Sur de Estados Unidos, de la América Profunda, como dirÃan algunos. Nunca con demasiada luz sobre el escenario, las camisas de cuadros se funden con instrumentos añejos, el bajo grave y ronco con la baterÃa simple pero contundente, las guitarras toscas y polvorientas con la voz sucia pero tersa como el lodo de pantano.
A dÃa de hoy, y tras otro año de andadura por los escenarios, podemos asegurar, por lo menos, un par de cosas a todos los que os animéis a venir a uno de nuestros conciertos. A los que no conozcáis (aún) la Creedence: os sorprenderemos. Y a los que sà la conozcáis: os sentiréis orgullosos de nosotros. Palabra de reptil.