Stendhal

Somos una banda de jerosolimitanos renegados, pero mexicanos por una convicción innegable por comer tacos de suadero.Comenzamos en los albores de este siglo, por un inmenso menester de ocupar nuestras manos en algo distinto a las chaquetas. Juntándonos, de este modo, a fin de cooperar con nuestro ruido a la destrucción de las consciencias humanas y a la instauración del Estado Comunista de Libre Mercado.Empezamos con una formación de cinco miembros (éramos un espectacular candelabro italiano). El primero en iniciar con la inquietud de formar la banda fue Ramalá, que iluminado por las palabras de un viejo harapiento -dice -, las cuales lo instaban a levantarse del suelo y marcharse de donde se encontraba "ipso facto", pues decía el viejo que aquella era su cloaca, tomó la decisión de formar una banda de metal, bautizándola con el nombre de Sthendal en honor a aquel viejecillo harapiento y no al escritor francés ni al síndrome, como hasta ahora, parte de nuestra más letrada grey, ha pensado.A partir de un extraño caso de generación espontánea, ocurrido en una penca de maguey, Ramalá conoció a su hermano (Benito I Rey de Suabia) y a un tipo (The Walrus), que sin saber decir otras palabras le dijo primo. Ramalá aceptó con gusto a sus dos nuevos parientes y los instruyó en distintos artes manuales, como la papiroflexia, el reempujado, el escarchado, además de la guitarra y el bajo. Así comenzó este trío una historia de mágicas aventuras, sin saber que el destino les deparaba conocer a un sin fin de personajes peculiares que influirían notablemente en el desarrollo a posteriori de la agrupación.En uno de los múltiples viajes hípicos (no épicos) de este trío, tropezaron con un cerdito (Pechán), muy valiente e hiperquinético, que tocaba el güiro con una calidad y una técnica inconmensurables. Después de que nuestro trío escuchara una de las más eximias interpretaciones del porcino, una canción titulada "fríjoles y no frijoles", quedaron cabalmente convencidos de la gracia con que Satán había tocado al puerco, un talento único para manipular ese complejo instrumento.Unido ya el cerdo a nuestro trío, teníamos un cuarteto.Transcurrió un lapso de dos años, aproximadamente, en el cual ninguno de los miembros de la banda recuerda algún suceso importante, salvo algunas presentaciones que realizaron completamente intoxicados. Cabe señalar que la vacuidad de recuerdos en este intervalo no se debe a una estática plena de sucesos, sino al estado de inconsciencia que operaba en el cuarteto. Afortunadamente existieron en esta época algunos espectadores que fueron capaces de hacernos una crónica detallada de lo acaecido. En primer lugar, afirman que la banda no estaba formada por cuatro miembros sino por cinco. El quinto integrante -señalan los cronistas- era un ser insólito; un tipo de cabello largo y cuerpo de doberman parado. Su singular forma y su repentina aparición, además de su curioso apelativo (Ongo, sin h) intrigaban sobremanera al grupo, ya que no existe registro de su nacimiento ni de sus años lectivos, por lo menos en los últimos cien años; lo único cotejable acerca de su existencia era su muerte, que, según un diario francés, tuvo lugar en París el 6 de junio de 1906. En la noticia se puede leer textualmente: Este viernes murió el Ongo, un exconsejero de la Comuna de París, a las 6 de la madrugada con seis minutos y seis segundos. Bajo el informe aparece un retrato de un tipo de cabello largo y cuerpo de doberman parado.Este dato incentivó a Ramalá y a su hermano (Benito I Rey de Suabia) a realizar diversas pesquisas sobre la personalidad del Ongo, sin embargo su estado casi catatónico, provocado por las múltiples sustancias consumidas, se los impidió. Finalmente por obra de la casualidad dieron en el punto. El Ongo padeció algunos días de un terrible dolor de muela y tuvo que visitar al dentista, quien después de examinarlo le solicitó llevarle algunas fotos panorámicas; en una de ellas se podía advertir su paladar y en él una palabra hebrea: EMET, que significa Verdad y aparece en el paladar de los golems debidamente construidos; si ya no quieres al gólem retiras la primera E y queda MET, que quiere decir muerto. Así informó el viejo harapiento, convertido ya en gran amigo de la banda.Pues bien, el misterioso personaje era en realidad un gólem y por eso no murió en el momento en que la noticia apareció en el periódico parisino, sino que tuvo la habilidad de manipular el diario para que lo creyeran muerto y así cambiara su identidad, convirtiéndose en lo que siempre había soñado: vocalista de una banda de metal.Como la figura del Gólem (Ongo, doberman, ese baril o como lo quieran llamar) no era la más adecuada para una agrupación musical, los integrantes decidieron extraer su forma humana a través de un aquelarre promovido por The Walrus y auspiciado por Coca-Cola la chispa de la vida. Al concluir el rito apareció un hombre con túnica y cabello largo, teñido con un color castaño claro, casi idéntico a aquél erigido en dios en el Concilio de Nicea, el Hijo de Dios; engendrado como el Unigénito del Padre, es decir, de la substancia del Padre, Dios de Dios; luz de luz; Dios verdadero de Dios verdadero; engendrado, no hecho; consubstancial al Padre; mediante el cual todas las cosas fueron hechas, tanto las que están en los cielos como las que están en la tierra; quien para nosotros los humanos y para nuestra salvación descendió y se hizo carne, se hizo humano, y sufrió, y resucitó al tercer día, y vendrá a juzgar a los vivos y los muertos, o bien, a Walter Mercado pero con barba.Así estaban las cosas y, no obstante que la alineación de la banda parecía inmejorable, hubo que efectuar los siguientes ajustes: Primo: El hermano de Ramalá (Benito I, Rey de Suabia) quedó traumado tras haber vivido el aquelarre y ahora pasa sus días en una clínica psiquiátrica, siempre preguntando dónde quedó su jocoque seco; Dúo: el cerdo que tocaba el güiro (Pechán) actualmente es un transexual y está casado con un reconocido productor de televisión, obviamente ya no está en la banda; y Tercio: ha ingresado a la banda un monje chiíta (Laith Khalil Dahham), mejor conocido como El Brujo. Es un tipo muy agradable que vende quesos y tiene un perro muy lindo; ah, por cierto, tocaba la segunda guitarra.