Entramos en la vida por la puerta errada,
en un tiempo bellaco, con la cara sudada.
Nos sentimos llamar cada vez mas fuerte
nos sentimos morir, pero no era la muerte,
es la vida riendo, que nos coje la mano,
nos quito las cadenas y llebó a lo lejano...
"Una virtud hay que quiero mucho, una sola. Se llama OBSTINACIÓN. Todas las demás, sobre las que leemos en los libros y oÃmos hablar a los maestros, no me interesan. En el fondo se podrÃa englobar todo ese sinfÃn de virtudes que ha inventado el hombre en un solo nombre. Virtud es: obediencia. La cuestión es a quién se obedece. La obstinación también es obediencia. Todas las demás virtudes, tan apreciadas y ensalzadas, son obediencia a las leyes dictadas por los hombres. Tan sólo la obstinación no pregunta por esas leyes. El que es obstinado obedece a otra ley, a una sola, absolutamente sagrada, a la ley que lleva en sà mismo, al "propio sentido".
Hermann Hesse, Obstinación.
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