" Siendo todavia un joven bastante precoz me percate vivamente de la futilidad de las esperanzas y anhelos que persiguen sin tregua a la mayora de los hombres a través de la vida(...) Como primera salida estaba la religión, implantada en todos los niños por medio de la mà quina tradicional de la educación. Asi fue como llegue - pese al hecho de unos padres completamente irreligiosos - a una honda religiosidad, que sin embargo, alcanzó un abrupto fin a la edad de doce años. A traves de la lectura de libros de divulgación cientÃfica alcancé pronto la convicción de que mucho de lo que decÃan los relatos de la iblia no podÃan ser cierto. La consecuencia fue una mentalidad librepensadora rayana en lo fanático, unida a la impresión de que el Estado miente intencionalmente a la juventud; fue una impresión demoledora. De esta vivencia nació un sentimiento de recelo contra cualquier clase de autoridad, una actitud escéptica frente a las convicciones que prevalecÃan en cualquier medio social especÃfico, una actitud que ya jamà s volverÃa a abandonarme, aunque mà s tarde, perdió algo de su primitiva virulencia."