Dead Man Walking surge en la ciudad de MedellÃn, como nueva alternativa para una escena musical ávida de sonidos frescos y desposeÃdos de pretensiones grandilocuentes.
Conformada por músicos experimentados en comunión con algunos elementos menos trajinados, logran producir un sonido que evoca la nostalgia de los 80s y recrea la fuerza de los noventas; para intentar construir a partir de allÃ, una propuesta que aflore como apta musicalización para este novel siglo.
Iniciada a partir de la idea de su vocalista, Dead Man Walking dio sus primeros pasos en la escena local para mediados de 2002. Primeros pasos dirigidos hacia una exploración encaminada por rumbos sinfónicos y góticos tradicionales.
Para aquella época se contaban 11 miembros en la banda (que incluÃa cuarteto de cuerdas y voces femeninas) y algunos conciertos en su localidad, dejaron grata impresión entre el público y la crÃtica especializada. Sin embargo las cosas no terminaron bien para aquella formación que acabo disuelta en medio de desacuerdos musicales y financieros.
Poco mas de un año después de la desbandada inicial, se produce el reencuentro del mismo vocalista con la antigua cellista (ahora en el bajo) para reiniciar labores en pro de la resurrección del grupo. Conformando asÃ, una alineación mucho más reducida y apta para desarrollar una propuesta menos pretenciosa y más cercana a las raÃces más puras del Rock, sin dejar por completo a un lado la influencia gótica en su sonido.
Esta formación a debutado ya en tarimas del circuito local; generando entusiastas reacciones y dejando impronta de un estilo novedoso y revitalizador para el medio.
Con una temática desarrollada en un lenguaje de belleza sencilla; el grupo encara temas tan amorfos pero tan cotidianos como el amor y la muerte, tratando dichos tópicos como sensaciones; mas allá de mirarlos como estados del cuerpo o el espÃritu.