About Me
En las frias arenas del norte,la luz brilla para aquellos que tocados por la Makilla se protegen bajo su calido manto.Los Slampen sin embargo tienen mucho que demostrar para no tanto conseguir.El es uno de esos elementos sin mucha reconpensa.Roberto dijo:no hay nada mas triste que el talento malgastado,y yo digo,si; el que es malgastado con quien no debe, a veces apesta.
El sonido de slampen es puro y personal.Es soñar con un mundo mas justo y real, no busca efectismos, ni modas; solo quiere conseguir paz para consigo mismo.El bombardero de pata corta y mancha en el ojo campa a sus anchas por calles, aceras y parques marcando sin pausa su territorio.Sin querer controlar ni dominar a nadie, menea el rabo feliz y enamorado.
Sus canciones, a veces sueños a veces pesadillas, muestran una filosofia distinta del desamor y las ansiedades clasicas de los varones de cierta edad, desvariados derrepente cuentos sonoros. Slampen es josean, a los mandos de la nave, capitan sin galones, sombra de medianoche en una calle medio iluminada.Tras unas vacaciones en el lago vuelven los temas directos desde la casa de So Jin, algunos rabiosos y otros adoradores.En las calidas arenas del desierto los moros se preparan para la batalla, acicalan sus trajes y ultiman sus armas. En una de las jaimas, cuatro soldados rezan sus plegarias al dios que les protejera, mientras, uno de ellos, siguiendo atentamente el rezo pone a calentar agua en un cacillo. Lo vierte en una tetera. De un zurrón de cuero saca unas hierbas que hecha dentro de la tetera. Sobre una mesita baja hay cuatro vasos pequeños, en el centro de ella una vela encendida. Los canticos religiosos van cogiendo un tono trágico, los movimientos de cintura y cabeza se vuelven más freneticos, adoran, adoran, adoran. Sobre una alfombra los cuatro guerreros sorben su té, con gran parsimonia depositan el vaso sobre una bandeja de plata; lo vuelven a coger, vuelven a sorber. En el centro, sobre una piedra plana y pulida, se aposenta una brillante Arguila de cuatro mangeras soltando humo.
Los guerreros se preparan para la batalla, chupan de las boquillas con experimentado frenesÃ, las bocanadas son largas, el humo se escapa por las comisuras de la boca, por las narices, los ojos ensangrentados.
Una voz fuerte de atención se escucha fuera. Los hombres se levantan de golpe, recogen sus armas, se besan y abrazan, se besan las manos. Los hombres salen fuera, la brisa de la cercana costa acaricia sus rostros sudorosos. El calor de la batalla se puede palpar, los soldados forman en el centro del campamento a la voz de mando del capitán. Sobre su caballo blanco, el capitán observa todos los movimientos de la tropa, ordena y manda. La caballeria a su lado espera instrucciones, los equinos estan nerviosos, ansiosos. Los jinetes intentan calmar a las bestias con toques en el cuello. El capitán levanta su espada y con un contundente grito pone en marcha al escuadrón.
Después de una hora de marcha el escuadrón llega a lo alto de una colina, desde alli se divisa la costa. En el mar los barcos enemigos ondean sus banderas de guerra. El capitán ordena a un sector el avance hacia una colina más cercana a la costa, en el se encuentran Iman, Yussef, Calid y Mohamed. Una veintena de hombres descienden colina abajo hacia el destino fijado. En pocos momentos comienzan los cañonazos, lanzados desde los barcos pronto impactan en la tierra, los hombres comienzan a dispersarse, unos avanzan, otros esperan. La colina ya está más cerca, los primeros hombres abordan la ascensión; Calid, que es un gran corredor, es el primero en llegar a la cima. Una vez todos arriba, el alferez de mando ordena. Elige a Calid y a Iman para que avancen sigilosamente hacia el acuartelamiento provisional de los Franceses. Con dos mochilas llenas de dinamita, Calid e Iman comienzan su escaramuza; con movimientos rapidos y aprovechando el cobijo de las rocas que iban apareciendo con la cercanÃa de la costa van acercandose al emplazamiento sigilosamente. Una vez allà tomaron posición, a lo lejos podian ver a sus compañeros de la primera colina avanzar por el otro lado del pequeño valle, en lo alto de la colina se distingia la figura del capitán. En los barcos enemigos parecÃa prepararse algo, la tripulación se movÃa deprisa por cubierta, se hizaban banderolas de diferentes formas y colores. De uno de los barcos salió una fumarrola en forma de aro, y segundos despues el proyectil pasaba silbando por encima de nuestras cabezas inpactando en la arena.
Todo paso a ser ruido y humo, gritos de dolor y piedad; ansiedad propia de la batalla. Despues vino un silencio extraño mezclado con los gemidos de los heridos.La batalla habÃa acabado, los franceses habÃan vencido y las costas tomaron su bandera.