Mucho tiempo estuve en silencio, meditando con el Inti Yaya, la Killa
Mama, muchas veces senti desfallecer y mis ojos, se llenaban de lágrimas
al ver a mi llakta, tierra sagrada, morir poco a poco.
Pero un dÃa, una niña se acercó gritando:
¡Apu Rumiñawi! ¡ Tayta
Rumiñawi! donde estás, están matando a nuestra gente, a las ñustas, a
las mamas y a los wawas ¡ven a defenderlos! ¡Padre Rumiñaw!
Como un relámpago, me levante y con voz de trueno dije:
¡Defenderé hasta
con mi propia vida, hasta la eternidad, porque debe cumplirse la profecÃa:
¡WARANKA WARANKA KUTIN SHAMUN!
¡Miles y miles regresaremos!
KAYPIMI KANCHI
Aquà estamos
ÑUKANCHIMI KANCHI
Nosotros somos.