LA HABANERALa habanera tiene su origen en la isla de Cuba,donde aparece durante el siglo XIX como una de las variantes del ritmo del son. Fuera de Cuba la Habanera se emparentó con la aristocracia de la música culta. Fue precisamente Bizet con la ópera “Carmenâ€. quien titula esta canción como “Avaneraâ€, dando el nombre a las posteriores canciones compuestas según el patrón rÃtmico de Danza lenta. Chabrier escribirÃa su “Habanera para piano†en 1895. Debussy, “La puerta del vino†y “La soire dans Granadaâ€. Ravel en 1898 la “Habanera para dos pianosâ€. Albeniz y Falla y otros compositores de zarzuelas como “Luisa Fernandaâ€y “Cádizâ€, entre otros. Caruso y Emilio de Gorgonza grabaron la Habanera “A la luz de la luna†. Curiosamente, a pesar de ser un ritmo cubano,este ritmo criollo de cariz indolente y compás de 6/8, echó más raÃces en la PenÃnsula Ibérica que no en la misma Cuba.Esto fue asà porque aquà se convirtió en una especie de canto nostálgico que evocaba el recuerdo y el exotismo de las Antillas coloniales.Esta visión fue recogida por las zarzuelas que,con su popularidad,la difundieron ampliamente. Pero,asimismo,la habanera tomó un carácter diferente según los lugares. AsÃ,mientras la habanera catalana,espontáneamente,se fue convirtiendo en canción de taberna de pescadores,en el resto de la costa mediterránia o en el PaÃs Vasco quedó como un canto coral de tipo académico. En la costa gerudense es donde más claramente la habanera se ha convertido en una expresión del mundo de los pescadores que,reunidos en la sobremesa con amigos y conocidos,la entonaban juntamente con otras piezas tracicionales.Estos primeros cantores también la denominaron americana o terceto. Se mantuvo en ambientes populares como coros, tabernas, ambientes de trabajo relacionados con los pescadores o industrias y músicos ambulantes, es en Catalunya a partir de los años sesenta, cuando recibe un nuevo impulso y se instaura lo que será hasta ahora el canal de divulgación más habitual de este genero, la interpretación de las habaneras en forma de concierto, normalmente al aire libre, con unas caracterÃsticas escénicas y estructura musical muy comunes y tomando como eje principal la habanera combinada con sardanas y valsos marineros.Hay que remarcar que este impulso, ha hecho que la habanera participe como sÃmbolo en la cultura popular catalana, hasta proyectarse claramente al resto de España, Europa y el continente latino americano.España no escapó al gran aliento musical de una época sin muchas otras expansiones sentimentales. El canto adquirió, especialmente en los pequeños núcleos de población, una gran altura. Juan Pericot escribe en el prólogo del libro "50 HABANERAS" recopilación de Ricardo Balil y Bettina Lozoya: "A orillas del mar, las calmas veleras, el ocio obligado por los temporales y el carácter aventurero del oficio le convirtieron en la representación más completa del sentimiento. En el Ampurdán, con todas sus poblaciones soñadoras de mar -si no están ya sobre su orilla-, sumaron a esta pasión la oportunidad que les brindaba la reunión humana alrededor de una materia cálida y suave, destinada a la alegre tarea de conservar el néctar divino del vino: el corcho. En las poblaciones ampurdanesas dedicadas, casi en su totalidad, a elaborar manualmente el tapón que necesitaba Europa, el canto llegó a ser un elemento imprescindible de convivencia, y de aquel recuerdo y por qué no de aquella nostalgia, nos han llegado estas estrofas sentimentales que aún hoy repetimos sobre el mismo suelo, intentando reproducir el ambiente lejano, soñador y encalmado que dió vida a tantas ilusiones sentimentales. Como es natural, la Habanera compartió, en nuestro paÃs, su popularidad con viejas canciones autóctonas, de tierno sabor popular, y otras picarescas y divertidas. Todo ello -coros y canciones- muy elemental, sencillo, humano y con gran sabor de su época.Luis Racionero, en la introducción de un libro dedicado al género nos cuenta: "Un indiano del siglo pasado...explica asà el nacimiento de la Habanera: Hace ya mucho tiempo, una hermosa criolla, cuyo rostro parecÃa tener la blancura marfilina de la azucena, sus ojos todo el resplandor del sol tropical, su mirada toda la dulzura armoniosa que produce el balanceo soñoliento de los verdes plumeros que coronan las altas palmeras, su talle la flexibilidad de los maizales ondulantes e inquietos al menor soplo de la brisa caliginosa enviada por el mar plateado y fosforescente, sus curvas todo el encanto de la lÃnea graciosa y soberana; una hermosa criolla de hablar cadencioso y arrullador, de languideces seductoras, de corazón tierno y pasiones violentas, depositó el espléndido tesoro de su belleza en la hamaca indolente, y ante el tenue vaivén que le originaba el aire de su abanico, cerró los ojos, como si quisiera realizar un eclipse de sol, y lanzando una cascada de suspiros, quedó dormida profundamente. Aquellos suspiros fueron la primera habanera". Cosas asà ya no se escriben o sólo pueden leerlas buceadores submarinos; pero el contenido de voluptuosa añoranza que rezuma el texto del indiano parece sinceramente sentido. ¿Qué debÃa pasar en Cuba el siglo pasado para que los españoles regresaran con estas fijaciones? Aún hoy pueden contemplarse en el pueblo de Bagur y en otros puertos de la costa las casas de los indianos, sólidas y espaciosas construcciones con galerÃas traseras sobre los huertos, en cuyos muros se vislumbran, bajo los arcos, pinturas deliciosamente cándidas de motivos tropicales. Estas pinturas no revelan demasiado sobre lo que podÃa pasar en Cuba: son panoramas vegetales de perfecta normalidad donde no palpita la voluptuosidad latente del trópico. Es en la habanera donde la revelación se insinúa: Soy guajirita, nacà en Melena, en el potrero del Cunigüey; tengo quince años, me llamo Elena, y soy tan dulce como el mamey. Semejantes argumentos son irrefutables: ante ellos los marineros se vuelven locos y hasta el piloto pierde el compás. La habanera ayuda a entender lo que debÃa pasar en Cuba en el siglo XIX y el doloroso trance que supuso para nuestros compatriotas allá afincados la desgarradora extirpación del último florón del imperio."En Cataluña existen en la actualidad más de cien grupos que interpretan habaneras. Els Pescadors de la Escala, Alba de la Bisbal, Els Cantaires del Montgr¡, Trapers, Port Bo y Peix Fregit de Palafrullell, Terra Endins de Gerona, Cavall Bernat de Platja d'Aro,Llops de Mar de Sant Feliu De Guixóls,Mariners de Riera, Cuatre Veus, Barrentina de Malgrat, por nombrar a algunos...
THE HABANERA;The Habanera has its origin on the island of Cuba where it first appeared in the 19th century as a variation of the son rhythm. Curiously,even though it was a Cuban invention, this Creole rhythm with an air of laziness and a 6/8 tempo became more strongly rooted on the Iberian Peninsula than in Cuba itself. This was mainly because in Spain it represented a kind of nostalgic song evoking memories of the exoticism of the former colonies overseas. This vision was incorporated into the “zarzuelasâ€,folk operas,whose great popularity spread the style even further afield.Nevertheless, the Habanera took on different forms in defferent parts of Spain.Whereas the Catalan Habanera spontaneously became a tavern song for seafaring folk,in other parts of the Mediterranean coast and in the Basque contry it became a choir piece of a more academic nature.It was along the coast of Girona where the Habanera most clearly became an expression of the world of fishermen who,gathered together whit friends and acquaintances,sang them along with more traditional folk songs.In Blanes, the tradition of Habaneras date back to the twenties when a small group of amateur singers intoned these sad songs in front of an improvised public gathered together on the beach.