Manuel Sevilla

Recuerdo perfectamente cómo y cúando hice mi primera obra musical. Mi primera gran referencia no fue Silvio Rodríguez, ni Víctor Jara ni Luis Eduardo Aute. Es más, ni siquiera los conocía. Mi primera influencia fue mi amigo Manuel Ogalla, del cual me llamaba la atención su particular forma de decir cantando lo que sentía y pensaba. Un día me dije: “voy a hacer una canción, a ver qué sale”. Era una tarde del verano del año 2000, cogí mi guitarra y sin saber muy bien que hacía fui creando una melodía acompañada de una letra. Y salió nada más y nada menos que “El julay de Cai”, inspirado en una tendencia de muchos chavales de Cádiz a imitar a algunos participantes del Gran Hermano que acababa de terminar. A partir de ahí y casi inconscientemente fueron naciendo más temas, fruto de la conexión que se estableció en mi cerebro que relacionaba directamente desengaño amoroso con el acto de coger la guitarra y escribir y cantar algo, aunque otra de las reacciones típicas era (y sigue siendo) escuchar alguna canción de Sabina o de Ismael Serrano o de Martínez Ares que viniera al caso. A finales de ese mismo verano, junto al ya citado Manuel Ogalla y otros estupendos músicos y amigos como Dani García, Salu, Amanda, Momi Ogalla y Rubén Labio formamos “Sin Historias”, que era un proyecto que teníamos en mente desde hacía mucho tiempo Manuel Ogalla y yo y que consistía mezclar en un mismo espectáculo temas suyos y temas míos, de muy distinta temática y diferentes estilos musicales y con mucha simpleza y sencillez en la forma de arreglarlos e interpretarlos, es decir, sin historias. Hicimos una actuación en la Residencia María Inmaculada, la cual nos cedió su salón de actos desinteresadamente. Esa fue mi primera actuación como cantautor. Al verano siguiente en el mismo sitio volvimos a actuar, con algunas bajas en el grupo de Sin Historias, pero con la gran incorporación de Koe Casas. Recaudamos dinero que nos sirvió para grabar una maqueta de nuestro trabajo en los estudios Ordoñez de Cádiz. Después de este verano y debido a las circunstancias personales y laborales cada integrante de “Sin Historias” siguió su camino y el grupo ya no volvió a tocar como tal, pero dejó una huella imborrable en los corazones de aquellos que fueron de alguna forma partícipes de su éxito. En Septiembre de ese año 2001 me presenté como el que no quiere la cosa al Festival de la canción en marcha del Colegio de los Salesianos. Lo hice con “El julay de Cai” y vestido de Julay. Cuando la presentadora me nombró y subí al escenario con esas pintas pensé: “o me echan de aquí a tomatazos o me convierto en el ídolo” y fue lo segundo. Me parecía increíble como después de cantar la primera frase de la canción todo el teatro estaba partido de risa. Me dieron un accésit a la originalidad, un premio que se inventaron sobre la marcha esa misma noche. Durante los años sucesivos hasta el presente todos los años he participado, recibiendo un trato maravilloso por parte de todos allí. Otra noche mágica tuvo lugar en el café teatro Pay Pay de Cádiz. Se celebraba el II Certamen de Cantautores, a la final del cual pasé sin esperarlo, junto a Kiko Gómez, José Antonio Delgado y Fernando Lobo. Tras interpretar de nuevo “El Julay de Cai” y “La forastera” (sentado en un taburete en la barra y no en el escenario) entre otras, me dieron el 2º premio. Allí de nuevo estuvieron mi familia y mis amigos, como siempre. Esa misma semana fui entrevistado por el Cádiz Información. Dicha entrevista la leyó en Barbate un primo lejano mío, Abraham Sevilla, al que ni siquiera conocía. El le preguntó a su padre: “papá, ¿tengo en Cádiz un primo cantautor? Pues dame su teléfono que lo voy a llamar” Y efectivamente me llamó y empezamos a quedar siempre con las guitarras como testigo. Aprendí mucho de este singular personaje. Un día el barbateño me dijo, “killo te he apuntao en un concurso en La Carlota, en Córdoba”, y yo le dije “po vale”. Estuvimos ensayando un tiempo el repertorio (las veces que nos podíamos ver) y tiramos para La Carlota, otro sitio de donde guardo recuerdos preciosos. Ese año quedamos segundos. Al siguiente me volví a presentar, pero Abraham no pudo acompañarme con la guitarra. Lo hizo Dani García con la percusión y quedamos primeros. El premio era la grabación de un disco en los estudios “Tecnogradi” de Córdoba (gracias Juanfran por tu trabajo y tu dedicación). Allí nació “Señor don enchaquetado” del cual me siento muy orgulloso. El disco fue presentado en la “Casa de Córdoba” en Cádiz, donde me tienen mucho cariño y donde encuentro un escenario a mi disposición cada vez que quiero. Como en todos los órdenes de la vida, aquí en la música hay rachas buenas y malas y tras la presentación del disco estuve unos meses sin aparecer por los escenarios, hasta que en diciembre de 2005 viajé a Granada junto a Dani García. Allí nos esperaba Manuel Ogalla para compartir el escenario de la residencia María Inmaculada de la ciudad a la que trato de volver siempre que puedo. Ya a finales de 2006 se produjo otro de los hechos que han marcado mi singladura por la música hasta el momento y fue mi selección al certamen de cantautores de melilla. Fue para mi muy importante y gratificante compartir tres días con grandes artistas y compañeros. El 2007 también, fue un buen año ya que tuve otra buenas y nuevas experiencias al tocar en la cadena Cope en Madrid y por supuesto la actuación en “la tertulia” en Granada, con la que cumplía un gran objetivo y un sueño. Me he dejado muchas cosas en el tintero, muchas actuaciones, muchos momentos, sólo he citado lo más importantes de mi corta pero intensa carrera musical para no aburrirte demasiado. Y es que mientras fui creciendo y bebiendo y amando y soñando mi guitarra me acompañó en todas las batallas y en las barbacoas del trofeo, los campings, etc., hasta llegar a formar una parte indisoluble de mi. Por el camino me encontré a muchos compañeros de fatigas, soñadores de un mundo mejor con una guitarra en el hombro, los cuales me llevo guardados en el zurrón. No los nombraré para no olvidarme de ninguno. No puedo dejar de recordar aquí a alguna mujer y algunas niña/s/tas que fueron mi verdadera inspiración, mis musas que, aunque no eternas, formaron parte de mi vida durante un tiempo y me hicieron vibrar más de lo que me hicieron sufrir.Toda una vida, toda una historia, la historia de mi vida, cantada. Comprendo que mi vida no te interese, pero quizás en una de mis canciones te veas reflejado/a y mi voz se convierta en un hombro donde apoyarte. Ese es el verdadero triunfo, al menos para mi.Consciente de que aun me queda mucho por recorrer, muchos obstáculos en los que tropezar, muchas cosas que aprender, ahí seguiremos, al pie del cañón.Manuel Sevilla