No es más sabio quien lee y adopta teorÃas ajenas, sino quien a través de su propia experiencia establece o comprueba una. Por esto, es prudente quien se acomoda a la situación en la que vive y no se avergüenza de cometer errores por temor a un resultado desagradable.
A través de la locura, el hombre es capaz de reconocer la miseria que le rodea, porque conociéndola identifica sus flaquezas, sus errores y su verdadera incapacidad de razonar correctamente.
La locura es el ingrediente ideal que debe hacer que los hombres pongan en duda la “verdad†declarada por algunos, ya que la cualidad de los estultos es el ser francos y veraces.
Sólo a través de la prueba y del error, es probable que se llegue a una verdad que siempre estará condicionada por otra, ya que el hombre jamás llegará a ser dueño absoluto de la razón.
No es más sabio quien lee y adopta teorÃas ajenas, sino quien a través de su propia experiencia establece o comprueba una. Por esto, es prudente quien se acomoda a la situación en la que vive y no se avergüenza de cometer errores por temor a un resultado desagradable.Adoptar una posición absoluta con respecto a la razón, no significa conocer, sino que sólo creer saber.
“Todo cuanto lleva el necio en el pecho, lo traduce a la cara y lo expresa la palabra. En cambio, el sabio tiene dos lenguas, una para decir la verdad y otra para decir cosas que consideran convenientes según el momento†. La locura, en el ámbito del saber, no sólo es importante debido a que su reconocimiento conduce a la verdadera razón. También lo es por la relación que establece entre el conocimiento y la experiencia. De modo que no se da valor a las conversaciones banales ni a las falsas creencias.
Es por esto que la locura no puede existir sin la razón, ya que sólo si ésta última es capaz de reconocer a la primera, toma conciencia de sà misma y de la verdadera importancia de las cosas.
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