CANOURA CANTA EL TANGO

Desde hace más de 25 años, la voz de Laura Canoura es parte de nuestro paisaje sonoro. Ya sea un bolero, en el himno del canto popular A redoblar o en el zumbante remix de Omar de Detrás del miedo, su voz nos identifica y representa. Tras una extensa y constante exploración de los emblemas musicales uruguayos, resulta natural identificar la voz de Laura Canoura como la de una auténtica montevideana. Así lo confirma la distinción Ciudadana Ilustre que Montevideo le otorgó este año a la intérprete, un estímulo para seguir cantando. Ecléctica como pocos, Laura Canoura ha dejado su sello en muchos estilos distintos, apelando a autores de acá y de allá. Desde Jaime Roos a Bob Dylan, desde Fernando Cabrera a Joni Mitchell, de Mauricio Ubal a Armando Manzanero, entre muchos. En ese recorrido, Laura Canoura fue preparando el regreso al primer amor: el tango. Primero grabó algunos clásicos junto a Hugo Fattoruso, en el disco “Locas pasiones”. También formó parte de Galas del Tango y luego continuó acercándose a un género que la nutrió de poemas y melodías desde siempre. Ahora llega “Canoura canta el tango”. Secundada por varios de los mejores instrumentistas y arregladores que tiene el tango en Uruguay, y apoyada en un repertorio a prueba del paso del tiempo, el álbum es la primera parte de un proyecto que hace emerger una faceta que estaba latente y que florece gracias a la experiencia y el talento de la cantante. Con la edición de “Canoura canta el tango”, la intérprete esencial de la canción uruguaya da el último y decisivo paso para convertirse en nuestra embajadora cultural, la portadora de una voz que expresa gran parte de nuestro sentir, nuestra historia y nuestro presente. Apoyar un proyecto como “Canoura canta el tango” es colaborar a que una parte de esa historia y ese presente se reafirme en el marco de un espectáculo esmerado y de calidad, una costumbre en el caso de Laura Canoura. Es, también, contribuir para que una de las voces más talentosas y probadas de Uruguay lleve a donde sea un trozo de nuestra forma de ser, sentir y expresar, una que se alimenta de nuestra tierra pero no deja de mirar hacia el mundo.