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SALSA PESADA

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A finales de los años 60 y principios de los 70, en medio de una fuerte crisis de imagen para lo que ya empezaba a conocerse como salsa, centenares de jóvenes se dejaron contagiar por la fiebre musical y dancística que predominaba en el ambiente de los grilles de la llamada ‘Zona de tolerancia’ y de los diferentes barrios populares de Cali como El Obrero, Santa Elena, Villanueva y otros.Se trata de Honka Monka, Cabo Rojeño, El Chacarel, El Culumpio, Séptimo Cielo, Escalinata y El Escondite, grilles que sirvieron de escenario para que jóvenes, muchos menores de edad, dieran muestras de sus habilidades en el baile, actividad que se convirtió en la excusa perfecta para la sana diversión y la interrelación con personas de diferentes sectores de la ciudad.Pero no fue hasta 1974 cuando José Pardo Llada, un veterano periodista cubano residenciado en Cali desde 1963, vio a partir de una falsa estigmatización hacia la salsa -catalogada en aquél entonces como una música propia de los barrios marginales y vinculada a actividades peligrosas y delictivas- la necesidad de erradicar tal concepción entre la sociedad caleña.La solución: un espacio que permitiera demostrarles a los ciudadanos que la salsa no era más que un tipo de música cuyo baile permitía la congregación de cientos de personas, en medio de un ambiente sano, lúdico y con visos de espectáculo; el resultado: El Campeonato Mundial de la salsa organizado por José Pardo Llada y Vicente Gallego Blanco en 1974 y que tuvo lugar en el Coliseo El Pueblo.“Llego a Colombia a desarrollar mi trabajo periodístico y me entero que aquí bailan salsa; yo no sabía qué era, pero resulta que Francis Gómez, un amigo propietario de dos grilles me relacionó con ese mundo; me impresionó la forma en que bailaban, porque lo hacían de una forma atlética y distinta, con muchos movimientos; además, estaba catalogada como una actividad de gente de los barrios no recomendables”, comenta Pardo Llada.

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Conquistar el Sueño Americano o español es relativamente fácil: YO SOY CALEÑA PERO UNO EN ESTA LEJURA ES UNICAMENTE COLOMBIANOTrabajar como una mula, pagar 'bills' y comprarse un carro, tal vez una casa, y si a eso le añadimos conseguir marido o mujer gringa, estamos hechos... y la hicimos! Pero estando en tierra americana, pegándole a la comida chatarra, haciendo ejercicio para no perder la figura (ni la razón), respetando las leyes, siendo buena, pocas 'parties', porque aquí uno viene a practicar el lema de Uribe, trabajar, trabajar y trabajar, uno se pone a pensar (y eso cuando de vez en cuando queda tiempo para ponerle cuidado a esa parte del cerebro):¿no será mejor conquistar el Sueño Caleño?Voy a describirlo:1. Todo el mundo anda de rumba, que se fueron pa' la finca, que están en Calima, que en Juanchaco, y entonces uno hace la pregunta del millón: '¿pero, por qué si hoy es lunes?'. Y claro, es que es lunes festivo. En Estados Unidos no hay feriados, sólo dos o tres al año.2. El dato número dos, determinante en la construcción del Sueño Caleño, es la popularidad. No hay que negar que uno conoce 'a medio Cali', ya sea por la universidad, el trabajo, las rumbas, las fincas... En fin, siempre que uno se pega sus 'shoppinadas' en Chipichape o Unicentro, pues no faltaba el man o la vieja conocidos. Y eso, ni se diga de ir a cine o a la Loma de la Cruz o a Pizza al Paso.En tierra americana, dé gracias a Dios si la gente que trabaja con usted se acuerda de su nombre, porque por el apellido (Res... ¿qué?) ni pregunte.3. Y aquí entra el tercer factor... los vecinos. El placer de fisgonear, de rajar de la del frente, de ver los mejores espectáculos de acción y bala en frente de la casa, en vivo y en directo, sin policía que se tire la fiesta, sólo ocurren en Cali. No sé ustedes, pero yo sí extraño la 'ventaneada' con mi mamá, las historias de mis vecinas, los líos de faldas, las infidelidades y otro tipo de temas que hacían la vida más fácil, más amena, menos ajena.En mi vecindario americano nunca pasa nada: no pelean, no llegan borrachos, nadie da serenatas, no hay peladitos jugando en la calle hasta la medianoche, no juegan 'ring ring corre corre', no quiebran el vidrio y no hay oportunidad de decir: '¡vea, este gamín, a jugar a la cancha!'.4. Y es que para que haya vecinos, tiene que haber ciudad... y ese es el cuarto aspecto: Cali. Cali es sabor, olor a chontaduro y a mango biche. Caminar por Cali es un placer, ver árboles, ver carros, buses... gente. Cali huele a pandebono, sabe a buñuelo, respira azúcar, tiene problemas, como todas las urbes, pero está viva. El Sueño Caleño sería pegarse una caminata por toda la Quinta, comprarse una arepa en la Loma de la Cruz, pasar por el Oeste, luego echarse una cervecita por el Conservatorio, atravesar la Sexta y llegar hasta Chipichape. Y, claro, nada de esto tiene sentido si uno no tiene su parche, su combo, su élite.Nadie nos dice que el paquete del Sueño Americano no incluye amigos. Nadie nos dice que el Sueño Americano se paga con la soledad.Pero en el Sueño Caleño seguro te vas con tu grupo, los de la piscina, los de la U, los de la rumba, los del trabajo, los de teatro y los que están ahí para siempre, los manes y las viejas que te entienden, que hablan tu idioma y, sobre todo, que conocen tu historia.5. Y el quinto y más importante aspecto que completa este increíble Sueño Caleño ;, que sólo conseguís por unos US$500 que cuesta el pasaje de regreso, se llama familia. No hay cosa más berraca que pasar una fiesta trasmitido por teléfono, porque en la tierra del Tío Sam no hay tiempo para acordarse, ni para hacerte la fiestica con las tías y las primas, ni para que te regalen una pendejadita, ni para armarte una rumbita 'sorpresa' en la casa de un amigo. Nadie te dice Feliz Cumpleaños con el corazón.En el Sueño Caleño tenés el derecho a decir que tenés más de 30 primas y unas diez tías, que se reúnen en la casa, que sí, que de vez en cuando pelean, pero siempre están ahí, para vos, en las buenas y en las malas.De esta manera, llego a la conclusión sobre El Sueño Caleño: es más fácil conquistar el Americano que dejar de extrañar, de sentir, de pensar que en tu cabeza, tu mente y tu corazón todavía corre un Papagayo ruta 9, lleno de buenos recuerdos, amigos, mamá, familia y nostalgia.Que Cali es Cali y lo demás es loma, incluso el tan nombrado y engañoso Sueño Americano.¡Que viva Cali, Carajo Con huecos, charcos y otras cositas… que pasa, eso se arregla, y cuando tenes cervecitas en la cabeza soltas la carcajada porque te caiste a un hueco de esos!!!
Record Label: Unsigned

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