About Me
LORD WILLY
Cuando Lord Vicius, Lordie-Lordie y Lorui-Lorui se encontraron por primera vez en un simposio sobre el Karate subacuático para gente con nombres extraños en el CÃrculo Polar Ãrtico hace exactamente 79 años, nadie podÃa imaginar lo que el destino y algo de mano por parte del mismÃsimo Barry Manilow iba a deparar para estos tres intrépidos inadaptados. Pensamientos como ‘Puto manchego de mierda’ o ‘asà que tu eres el hijo de la fulana esa a la que me estoy tirando’ surcaban sus cerebros mientras esbozaban sus más hipócritas sonrisas. Mientras Lord Vicius intentaba robarle la cerveza a Lordie-Lordie, aprovechando que este se encontraba concentrado intentando contactar mentalmente con la nave nodriza, Lorui-Lorui pensó hacia sus adentros y, sobre todo, hacia sà mismo, ‘Puede que la bombillita que tengo ahora mismo flotando sobre mi cabeza sea, a) Un OVNI, b) Una bombilla voladora, c) Una idea de la ostia; Lorui-Lorui eligió la opción ‘c’ y, entonces, y sólo entonces, supo que la banda de cafres mas ineptos y con mas mala idea a este lado de Cornwall Town-Upon-Bournemouth-by-the-sea acababa de emprender su camino. Lord Vicius y Lordie-Lordie, no lo sabÃan aún, pero, para desgracia de la humanidad, LORD WILLY acababa de nacer. Tiempo después, y, tras un breve paréntesis en su vida como banda (unos 5 minutos para ir a mear, para ser exactos), surgió, como de la nada, la idea de aprender a tocar algún instrumento; mas que nada, por aquello de que eran una banda de rock con varios singles de improbable pero meteórico éxito a sus espaldas. Lord Vicius serÃa el encargado de tocar el bajo, Lordie-Lordie aporrearÃa una baterÃa y Lorui-Lorui se colgarÃa una guitarra (y lo hizo, pero del revés, todo hay que decirlo) y además (ojo a esto!), cantarÃa. Tras una serie de ininterrumpidas y agonizantes carcajadas acompañadas de improperios que no viene al caso reproducir, Lord Vicius y Lordie-Lordie miraron a Lorui-Lorui y descubrieron a través de su semblante rÃgido, y con su mirada de quien se sabe mentiroso y engañica, que el muy cabrón hablaba en serio! A dÃa de hoy siguen reuniéndose para verse las caras a desgana y con asco en lo que a ellos les gusta llamar de manera infantil y mongoloide, ‘El local de ensayo’. Tal vez, algún dÃa lleguen a algo; o tal vez no, pero lo que sà está claro es que son unos auténticos gilipollas.