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Publicacion impresa multilingue sobre Materialismo Historico, con version electronica para los suscriptores._______________________________________________ ____Magazine multilingue sur le Materialisme Historique, avec version electronique pour les souscripteurs.______________________________________________ ____ email = [email protected] ____________________________________________________________ __EDITORIAL (Dr Carlos Astarita de la Universidad Nacional de Buenos Aires) Una publicación de teoría marxista contiene, inevitablemente, una perspectiva política. En este plano, nuestro objetivo es el socialismo. Presupone rechazar tanto la socialdemocracia como la praxis estalinista, en tanto socialismo es, además de la transformación económica (socialización de los medios de producción), la premisa para la destrucción del Estado. Ese objetivo implica un pueblo organizado por sí mismo, y con ello, se vislumbra el final del burócrata. Esto no se confunde con candidez idealista. Todo lo contrario; con esas condiciones, la democracia radical se realiza como dictadura del proletariado. La polis griega ayuda a imaginar. En la asamblea, el hombre libre consumaba la democracia directa con la prerrogativa de disputar todo, excepto las bases de su condición. El milagro cultural tenía su determinación. Ese límite permite concebir que en el socialismo la libertad acabe en lo que no puede cuestionarse: la propiedad social y la voluntad emancipada del pueblo. Esto implica recuperar los dos cimientos que hicieron de la clase obrera un movimiento transformador: el socialismo científico y el deseo libertario. Con esa tradición volvemos a Marx para renacer con Marx. La relación de esa finalidad política con la revista se manifiesta cuando avanzamos en contenidos y formas. Se resume en rigor científico y libertad civilizada; ni el juicio poco meditado ni el agravio son deseables. Cuidar la forma no es nada formal si se recuerda que la opinión ad hominem es el fastidioso método que entre "compañeros marxistas" se prefirió. Ese estalinismo discursivo no es sólo la antesala del estalinismo político; lo acompaña y lo sostiene desplegándose entre el ensayo y la barbarie. Los dos planos se influyen. Erradicar la doxa de la teoría es también revisar las fuentes de la teoría. El trabajo científico aquí dirige. Los investigadores indagan cotidianamente en una variedad de "fuentes": documentos, estadísticas, libros, encuestas, artículos, tesis, resultados de laboratorio, etc. El pensamiento reconcentrado sobre ese material, nutrido de problemáticas marxistas, en interacción crítica con el no marxismo, construye marxismo. La investigación sugiere revisiones y nuevos postulados. Con esa dinámica, el materialismo histórico se establece como un complejo de fluidos en movimiento contradictorio. El análisis en antagonismo tiene entonces su oportunidad como pensamiento estricto opuesto al ensayo. Estos principios (fundamentos) se explican por el principio (inicio) de la revista. La ciencia que destila teoría antes de postularse se experimentó. Esta revista se origina, mayoritariamente, en trabajadores universitarios sometidos a la administración burguesa del conocimiento, con su designio de eficiencia, saber positivo y fabricación de un científico como se ensambla una heladera (becas, seminarios, informes, maestría, papers, doctorado, categorización, concursos, docencia). En ese régimen, los que organizan esta revista establecieron temas alumbrados por el compromiso político y la educación socialista. Si una parte de ese trabajo se publica, otra permanece inédita. Salvo excepciones, la teoría marxista no tiene lugar en la universidad ni en sus aledaños disidentes, absorbidos estos últimos por la política inmediata. Escribir y ofrecer a la consideración pública las consecuencias teoréticas que destila el trabajo rutinario del investigador marxista es una necesidad. Esto significa que el lugar de esta iniciativa estaba vacante; lo ocupamos para existir "teóricamente" en plenitud. El procedimiento encierra dos cualidades asociadas. Por un lado, un horizonte de rigurosidad, en tanto la teoría emana de la investigación. Por otro, la probabilidad de cuestionar lo establecido; incluso lo que afirmaron los padres fundadores (y así se hizo ya con el Estado Absolutista y la acumulación originaria). No detener con ortodoxia al pensamiento que obtiene del estudio su audacia, nos devuelve circularmente a las premisas políticas y a Marx. Todo el mundo sabe que Marx se consagró al estudio del capitalismo. No todos reconocen, sin embargo, que ese modo de producción, cuando rehacía la historia fragmentada como historia universal, le proporcionaba su real problemática de estudio: la práctica social como un todo. Su trayectoria intelectual era, como el capital y la clase obrera, trayectoria ecuménica. Sus intereses revelan esa trama: filosofía, derecho, antropología, teoría económica, economía y sociología del capitalismo, matemáticas, ciencias naturales, e historia universal (Inglaterra, Francia, Antigüedad clásica, España, Rusia, América, Extremo Oriente), además de lo necesario para sus intervenciones periodísticas sobre acontecimientos contemporáneos. Engels, Lenin, Gramsci, Trotski, y generaciones de socialistas, compartieron esa mirada muy amplia sobre el mundo. Hoy se hizo habitual, y en especial entre marxistas, despreciar esa tradición por inservible. El reproche denuncia un cuadro contaminado de pereza y nacionalismo populista. Desde la revista enfrentamos esa penuria volviendo a la civilización socialista. La totalidad retorna entre nosotros: desde la prehistoria hasta el Medio Oriente actual, desde los presocráticos a la filosofía contemporánea, desde la ética a la ciencia, sin descuidar temas básicos de la izquierda como la lucha de clases, la opresión de las minorías o las crisis; nada nos deja indiferentes. Ese renacer con la más respetable de las disposiciones intelectuales implica, además de publicar sin restricciones temáticas, el vínculo con el marxismo de otros lados. La traducción y el intercambio con otras revistas, los comentarios críticos de libros aparecidos en diferentes geografías, las propuestas y los debates, se agregan a los artículos centrales que derivan de las investigaciones. Entre esas contribuciones figuran aportes de marxistas franceses para difundirlos entre los hispano parlantes en su idioma original. Deseamos que el comercio de trabajos sea muy activo. Estas preocupaciones se resguardan con un sistema de selección. No todo es publicable, pero esto no lo decide aquí un pequeño tribunal de sabios. Con abstracción de lo que deba darse a algún especialista, el eje estará en la lectura y la discusión colectiva. El comité editorial, formado por muchos adherentes, se define por una estructura horizontal; lo que se aprueba será el resultado de evaluaciones individuales que se confrontan en asamblea, de la cual emana la resolución. Ésta no se restringe a la aprobación o al rechazo: sugerencias para modificar perfeccionan un artículo. Si anular jerarquías nos separa de la corporación universitaria (donde en verdad deciden los "bien clasificados”), no es menor la distancia que nos diferencia en el procedimiento. En la academia se impuso el anonimato del referí; desde esa posición, el juez invisible ejercita su voluntad, a veces según la ideología, a veces por simpatías de clan o de clientelismo, a veces, en fin, según su buen entender. Deseamos barrer ese arbitrio tanto con la horizontalidad masiva como con la franqueza. En la asamblea de nuestra revista, o en consideraciones preliminares que circulan por e-mail, rige la transparencia, el argumento cara a cara para actuar sobre otro argumento. Los secretos del funcionario se destierran; aplicar la democracia que imaginamos para el porvenir vuelve a conectarnos con la política y la práctica. Sobre esto, un último punto. La revista preservará su identidad en la independencia del Estado o de cualquier instancia de la Sociedad Civil. Esa autonomía exige recursos financieros para su mantenimiento, y para ello abrimos un registro de contribuyentes voluntarios.

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