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  Lloramos viendo una pelÃcula. Nos metemos de lleno en la piel del protagonista de una novela, hasta tal punto que reÃmos y nos excitamos con su historia. Sentimos una melodÃa, adoptamos una canción como "nuestra". Pero siempre llega el momento en el que dejamos de sentirlo.
  La pelÃcula o la novela acabaron, esa canción cayó en el olvido, algo nos interrumpió y volvimos a la realidad, a vivir nuestra historia. Esa historia desordenada, sin pies ni cabeza. A veces muy fácil, a veces muy cruda. A dÃas una mierda, a dÃas el mejor momento. A ratos imposible para tà y muy fácil para otros. A veces construÃda a base de sueños, a veces demasiado realista.
  Pero se trata de nuestra historia, esa que podrÃa hacer llorar, reÃr o excitarse a cualquier desconocido que la leyese, a cualquiera que la escuchase. Porque cualquier pelÃcula, cualquier libro, cualquier canción.. son eso, historias de desconocidos para desconocidos. Desconocidos que sienten, escuchan y comprenden, puesto que están deseando un sólo motivo para soñar, para darse cuenta de que la vida es un juego, de que siempre hay alguien que ha sentido lo mismo que sientes tú ahora.
  Porque son todo historias. Historias de vidas desconocidas.