A STEP FROM HEAVEN
Confessions of a survivor
pages melt essay, poetry and memory.
"A very necessary one - Nobody can doubt the enormous importance of the argentine rock had for every spanish speaking country, it had influenced, thaught and showed a way, and Daniel Irigoyen made it possible too. In his book, he wrote the story in both didactic and funny way, a time difficult to forget, time we all always remember."GusGregA UN PASO DEL CIELO (Confesiones de un superviviente) de Daniel Irigoyen, lo forman una serie de textos de variada temática sobre algunos de los acontecimientos históricos más importantes que convulsionaron al mundo de los 60s y primeros 70s.
Un paseo por los laberintos de la memoria de confesiones personales cuidadosamente seleccionadas, en un intento de rescate de sucesos vividos junto a algunos conocidos nombres de los cimientos del rock argentino, la contracultura porteña
© Arte Jorge de La Vegay su paralelismo simbiótico con los precursores rebeldes norteamericanos de la llamada Generación Beat,
el significado de las drogas psicodélicas no adictivas y las principales influencias contemporáneas de músicos y personalidades de la época que le impulsaron a su propio camino como músico y autor. Todo contrastado por uno de los puntos de referencia cultural más significativo del pasado milenio, como fueron el fenómeno de los Beatles desde sus raices, tomándolos como meridiano y centro crucial en relación a todo lo demás, por haber sido la banda más consistente y deslumbrante en términos creativos en la historia del rock.
(Ringo, John & George en una de las habitaciones del Hotel Pacific (Pferdemarkt 30-31) donde se alojaban en el barrio de St. Pauli de Hamburgo – durante noviembre y diciembre del ´62 © Foto : (Probablemente A. Kirchherr)Un testimonio personal de quién estuvo, vio, participó y sufrió en carne propia la represión que lo obligó a emigrar temprana y definitivamente de su paÃs.
Motivos suficientes para rememorar desde la distancia, algunos pasajes sustanciales de su vida durante dos de las décadas más conflictivas pero creativas que tuvieron los argentinos y el mundo, cuyo epÃlogo dan cuenta de un sentimiento contestatario como posible alternativa a la esperanza en el nuevo milenio.
DANIEL IRIGOYEN (Buenos Aires, 1950) Músico y autor. El hombre, la persona humana y la devaluación del ser, serÃa el principio fundamental, el único fin de su insobornable lucha por la expresividad; el polo vibracional de una eclipse lÃrica donde absolutamente todo es válido. Participó en los inicios del llamado movimiento de Rock Nacional en la Argentina como cantante y compositor del grupo Los Mentales.
Ha viajado por diferentes latitudes del mundo como músico freelance en diversas agrupaciones como cantante, baterista y o percusionista. Ha publicado un libro de poemas y prosa PULSACIONES A LA PUERTA DEL HOMBRE y co-participado junto a otros autores latinoamericanos en diversas antologÃas literarias, además de contribuir con artÃculos para la revista alemana Rimshot (The Ultimate Publication Drums German Magazine) especializada para bateristas y percusionistas.
Ha grabado un álbum con temas de su autorÃa y composición: Cuidando la Memoria (1997) para Aliado Records__________________________________________________"A veces llegábamos de una fiesta a cualquier hora de la madrugada a medio trip bastante zarpados, pero seguros de actitud, trayendo a la rastra a algún conocido que se habÃa quedado pegado en un “mal viaje†y que este amable señor padre de mi novia, se encargaba de sacarlo de esa lamentable situación con muy buen talante y buenÃsima onda, era un tipo muy agradable y nada cana, algo verdaderamente inusual para la época, a veces incluso, dejaba que el desnucado se quedara torrando ahà mismo en la ante sala hasta que se le pasara la paranoia psicotrópica." (Pag. 158)__________________________________________________De izq. A der., Moris, Pajarito Zaguri, Javier MartÃnez,
Rocky Rodriguez en la Cueva, circa ´66 – © Foto : Jimmy Olszevicky"Entre algunos otros también pasaron por ahà un dúo de sudafricanos baterista y contrabajista, que decÃan haber llegado de Nueva York, dos negros dedicados seriamente al free-Jazz que solÃan subir en trio con el Hugo Fattoruso y el vientista que apareciera y cuando empezaban a tocar no paraban. El baterista era un gordo enorme que nunca hablaba y el contrabajista un flaquito desgarbado que se habÃa rapado a lo ckerokee dejándose la cresta punk, como Robert de Niro en Taxi Driver, siempre se le veÃa mascando chicle y con una pelotita de ténis en la mano izquierda para agilizar dedos.""Pero para muchos, La Cueva era como un agujero salvaje e insalvable de la bohemia de unos pocos.
Finalmente una noche vinieron unos rambos de la policÃa y la quemaron a propósito, para después cerrarla definitivamente." (Pag. 101)______________________________________________________"P
ero el antÃdoto de la música habÃa sido siempre la verdadera veta para curarse de todo desengaño. No habÃamos salido del mismo lugar, pero al conocernos nada de eso importó, porque la gracia y el carisma de cada cual nos hizo acercar lo suficiente como para considerarnos buenos amigos. Los dos habÃamos nacido en el mes de enero y recién andábamos por los 19, un par de pendejos que la venÃan viendo algunas veces de taquito y otras para el culo, porque el ambiente de intrigas emplazadas en la escena de las personalidades del ya próspero movimiento musical formado por “progresivos†y “complacientesâ€, sumado al terrorÃfico emplazamiento de la dictadura represiva del gobierno de la época, nos tenÃa a mal traer a más de uno".L. A. Spinetta (Almendra 2) © Foto : Oscar Bony"Lo que más me atrajo inmediatamente de su persona, fue su estilo simple de entrega sin dárselas de conocedor de nada que no sea el cariño sincero por la música que alguna vez cantamos juntos en improvisadas zapadas con guitarras acústicas en su pieza. Un tipo muy enamoradizo por venir de noble educación, aunque también por adolecer de un exceso de fantasÃa insana respecto a algunos de los lobos músicos y productores de la escena, algunos de los cuales no supieron o no quisieron compartir el corazón del flaco". (Pag. 289)___________________________________________________“Du
rante casi todo noviembre y diciembre vuelven al Star Club de Hamburgo por última vez, donde Epstein les pagaba 600 DM semanales, incluyendo alojamiento y comida, pero ya no como el tÃpico grupo obstinado que sólo vive para el rock and roll. George aún bajo el peso del dúo de cerebros que hacen y deshacen los programas de temas que tocaban, empieza a interesarse por otros estilos musicales. Paul no esconde su devoción por una música más abierta en cuestiones armónicas, que si no es jazz le andaba cerca, aunque nunca se haya desplazado en esa dirección, John demuestra una rara curiosidad por cuestiones intelectuales, que desde los dÃas de su último paso por la escuela de arte donde conociera a su primer esposa Cynthia Powell, y a su cumpe Stuart Sutcliffe, siempre fueron motivos suficientes para movilizar la mente y los ideales.
Durante esa última larga estadÃa en ese recinto, y por calles nocturnas de Hamburgo, (considerada junto con Liverpool y Londres la ciudad cuna del Mersey-Beat) contactan con inquisitivos universitarios alemanes que se distinguen entre el público habitual de prostitutas y marinos ociosos. Tocaban tres horas por noche y tenÃan un dÃa libre por semana.†(Pag. 39)______________________________________________________"No
me propongo ahora intentar una definición de la maldad, ni darle cátedra a nadie sobre los significativos de la manoseada e intrigante polÃtica argentina de los últimos cuarenta años, (de la que en realidad nunca supe de inteligentes retóricas más allá de una actitud solidaria para con los perdedores de siempre), tan sólo reconocer que al igual que muchos de mi generación, uno ya tiene la marca estampada para siempre en la frente del alma, un destino desmitificador que se nos dió a algunos por un sentimiento herido de patria tirado a la basura por mucha bronca acumulada y por el temor último de perder la única vida que se tenÃa por ocultas razones nunca aclaradas por nadie a la luz del dÃa, que no fuera por aquel tÃpico “por algo seráâ€, que fue el eslogan popular de aquellos años con el que más de uno se jugó su suerte moral por una nueva Argentina, un destino que para bien o para mal, cualquier informado o desinformado sentimentalmente, a más de treinta años de los hechos hoy puede interpretar a su manera lo que aquello significó. Léase la arrogante e imprevisible confrontación entre fracciones pedorras del peronismo del principio, que desencadenó lo que vino después con todo su salvajismo clandestino por buitres criminales, cuya matanza fue a años luz muchÃsimo más eficaz y duradera que la de sus antecesores para la memoria de los que quedaron.†(Pag. 339)
___________________________________________________RÃTMO, LIBERACIÓN Y CLAVE DE MI VIDA“Con el correr de los años, las vicisitudes de mis subidas y bajadas por el arco iris de la vida y los impulsos de la sangre que me guiaron a elegir lo mejor para mi alma, me hicieron comprender que la música de mis amores, aparte de la melancólica herencia porteña de los tangos, tenÃa que estar siempre propensa al ritmo liberador de las sÃncopas. Y la música de los negros que logró traspasar las barreras impuestas por la sociedad de consumo mercantilista en una sociedad de blancos, fue lo que me hizo distinguir la gran diferencia desde los albores de mi adolescencia por calles de Buenos Aires.â€
“ A pesar de mi identidad latina de hombre del Sur, históricamente lo mÃo no empezó por los rÃtmos latinos de nuestro vecino Brasil o del caribe (aunque algo hubo), tampoco con los tamboriles negros de la costa oriental uruguaya, si desde un malambo en 6/8 que de niño aprendà a zapatear con botas y chiripá en mi escuela de campo durante los festejos patrios y después a tocar correctamente con palos con nuestro autóctono bombo legüero de palo borracho, cueros de oveja, burro macho y tientos para tensarlo, que todavÃa me siguen dando las pautas de que la música con espÃritu rÃtmico no tiene fronteras ni nación en el momento póstumo de unir a las almas.†(Pag. 216)“Dentro del espéctrum de la música del campo, andina y ciudadana de los argentinos hay variedades de pulsos que de alguna u otra forma están emparentados con el fuego central que irradia el continente africano, que para mi es de donde vienen los fundamentos y las llaves para abrir ciertas puertas secretas que llevamos somnolientas y confusas de memorias en las profundidades del corazón, porque todas esas cosas que tienen que ver con la tierra y las emociones de la danza y los rÃtmos, es el idioma de Dios que nos dió la vida y es mi forma más espontánea de entenderla tocando con las manos o con palos sobre un parche, o cantando mi expresión más sincera como heredero de un continente impresionante que no termina de sorprendernos, el alimento o medicina espiritual que me dá las fuerzas para seguir creyendo en lo que hago, sin perder nunca las ansias de disfrutar de la música hecha con el corazón, y es que la música afroamericana entrelazada a los rÃtmos latinos ha sido siempre mi fuente más grande de inspiración, como por ejemplo el SOUL, ese género sin edad que aprendà a escuchar de pibe, cuando todavÃa el negro-blanco que llevaba adentro no habÃa despertado.†(Pag. 216)© Arte: Geopoliticus Child Watching the Birth of the New Man by Salvador Dali – 1943
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