Mi primer contacto con la música seria fue a través del mÃtico CASIO PT-20, que regalaron mis padres a mi hermano...y de rebote llegó hasta mi. Con la tierna edad de 5 o 6 años, ya no recuerdo, ya tocaba de odio melodÃas sencillitas y mis papis, con buen ojo, pensaron que la música iba a ser lo mÃo. Del PT-20 pasamos a un órgano de doble teclado, con pedales y todo ¡MI PRIMER GRAN CACHARRO!. No duró mucho porque ya apuntaba maneras, y mi profe de solfeo, convenció a mis padres para que me compraran un piano. ¡ MI PRIMER GRAN PIANO!...un CZERNY de batalla, el cual batallé durante 13 años de duras lulchas interiores para conseguir dominar este endiablado instrumento. Después de superar todos los obstáculos pianÃsticos, y escolares, y llegando a superar el nivel 8 (que en una época anterior fue llamado el GRADO MEDIO) decidà que el obsoleto, carcomido, encorsetado y elitista mundo del conservatorio superior, no era para mi, y decidà parar mis estudios pianÃsticos para dedicarme a crecer en lo que realmente me interesaba: la composición. Estudié 3 años con Felix Santos, aprendà el mundo del funcionalismo musical, de la armonÃa de jazz, y eso me sirvió para acabar mis estudios de grado medio en el Conservatorio de Angel Arias Macéin, en Madrid.
Mientras tanto, me diplomé en Magisterio Musical, formé parte durante unos años de una banda de beat-pop (como la llamábamos nosotros) llamada SLOW, con la cual crecà musicalmente una brutalidad.....y actualmente, soy un tierno profesor de música en el colegio Guernica de San Fernando de Henares, que en mis ratos libres, disfruto de mi hobby preferido: LA COMPOSICION, y AUDICION de música.
Me gusta componer para la imagen, y mi sueño serÃa ponerle una banda sonora a una pelÃcula...pero hasta ese momento, disfrutaré haciendo pequeñas cosas, que asà es como todos disfrutamos....con lo pequeño y menudo.
Me gusta la música que estimula mi mente, que tiene sensibilidad y está hecha honestamente desde el corazón. La música que tiene raices, simple, desnuda. La música que me conmueve y me hace llorar. Porque cada vez creo más que ese maravilloso arte, es una extensión de nosotros mismos y podemos, a través de ella, mostrar una parte oculta, bella y sincera de nuestro mundo interior. Creo en la música como terapia, personal e interpersonal, como ayuda para canalizar nuestras tensiones que de otra manera no sabrÃamos encauzar.
Qué voy a decir....desde que me atrapó, no puedo liberarme de ella....ni quiero.
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