About Me
Hola, he pensado que nadie mejor que yo para contaros mi vida. La verdad es que ha sido movidita, pero paso de contar muchas intimidades, eso lo dejo para otra ocasión…
Yo sabÃa que iba a nacer en Sevilla. De hecho, cuando vi que mi placenta iba equipada con abanico, pensé: una de dos, o soy sevillana o la hermana pequeña de LocomÃa. Asà que me decidà por lo primero. Cuando abrà los ojos y miré a través del ombligo de mi madre aluciné con lo que veÃa: un cajero automático, una moto, una visita inoportuna… pateé a mi madre para salir ahà mismo y decir “¡¡¡sorpresa!!!â€, pero no tuve suerte y acabé naciendo en un hospital, rodeada de extraños con mascarilla, como si yo oliera mal. Bueno, y mi madre… mi madre una cara de cansada que ofendÃa. ¡Más cansada estaba yo, que acababa de nacer! Y para colmo le dijo a los médicos que no era su hija, que era muy fea. ¿¡Fea yo!? ¿Pero tú te has visto los pelos que me llevas? ¿Y qué es eso de aparecer el dÃa de mi nacimiento en bata y sin maquillar?
Tras mi intento frustrado de nacimiento inoportuno, me crié en un barrio de clase media, llamado Pino Montano. Ahà pasé mi niñez, juventud y adolescencia. De niña era muy callada y buena, me pasaba el dÃa pensando. SÃ, pensaba en todo lo que me rodeaba y me hacÃa preguntas que aún hoy no he sabido contestar como, por ejemplo, por qué hay cosas que nunca acaban. Bueno, debo reconocer que no era todo lo buena que pude haber sido. Al año de ser la reina de mi casa, mi madre apareció con una cosa pequeña, que me desafiaba a través de sus ojillos. Pensé: “¿tú a mà me vas a chulear?â€, e iniciamos una batalla campal del todo vale. Llenaba su cama de chinchetas al modo de minas antipersonas, me escondÃa en la cocina y cuando se acercaba…¡¡¡plaff!!! Vaso de leche por lo alto y a correr a mi trinchera. De hecho, llegué a lavarle la cabeza con Vim para ver si era cierto que acababa con los gérmenes. Lo siento, hermanita, llegaste demasiado rápido. Pero te perdono y juro que no volveré a usar armas de destrucción masiva contigo. Años más tarde otra vez mi madre (hay que ver mi madre, que no se cansa de ponerme retos), vino con otro hermanito para mÃ. Pero yo ya habÃa madurado (seis años ya, toda una vida curtida y cicatrices de guerra en las rodillas), y tomé este nuevo miembro en la familia como eso, como un miembro más. Cierto que una que otra también le hice, pero esta vez era solamente para que mi hermana viera que no era nada personal.
Además de martirizar a mis hermanos, me encantaban los animales. Siempre quise tener un perrito. Pero mis padres no me dejaban, asà que yo me dedicaba a coger cualquier animal que me encontrara en la calle. Gorriones, golondrinas, hasta un murciélago… SÃ, la verdad es que era un poco rara. Las otras niñas jugaban con la Barbie y yo daba de comer a mi murcielaguito. Es más, yo odiaba a Barbie, con ese pelo postizo y esas tetas de quirófano, esa falta de caderas… esa falta de mujer, en definitiva. Inicié una lucha activista pro la mujer real arrancando la cabeza a las barbies que caÃan en mis manos. Por la dignidad de la mujer. Abajo las barbies y arriba las Barriguitas, donde entraba desde la negra más negra hasta la más albina, donde hasta una bruja podÃa ser parte de un crecimiento digno (¿qué se ha hecho de la barriguita bruja? ¡Adoraba esa brujita con la capa y el gorro!).
En mi adolescencia cambié de actitud, me volvà contestona y mentirosa, y si yo creÃa que algo era asÃ, era difÃcil cambiarme de opinión. Sigo siendo un poco cabezota, pero ya no miento. Llegué incluso a escaparme de casa, algo de lo que me arrepiento porque mis padres lo pasaron fatal. Pero yo creÃa que era mi destino, ser libre y que nadie me impusiera nada. Bueno, en definitiva muchas discusiones con mis padres, lo normal en alguien que ha pasado parte de sus primeros años alimentando animales con alas y arrancando cabezas de muñecas castradoras.
En esta fase de cambio fÃsico y mental empecé a mirar a los chicos como algo más que ese bulto que se veÃa detrás de los balones. La verdad es que me iba muy bien, no tenÃa problemas para ligar, aunque…¿¿¿os digo la verdad??? Creo que en esto tuvieron mucho que ver mis te… pechos. Si, fue lo que primero se desarrolló de mà y bastante (queda un tanto extraño después de haber asesinado a tantas novias de Ken, pero las mÃas no son de plástico).
Bueno, a los 15 años mis padres me dejaron tener a mi primer perro, Gorilo, y al año llegó mi segundo, Chica. Hice mi sueño realidad. Estos se hicieron novios y tuvieron 4 hijos. A mis padres se les fue de las manos, pasé de no tener ninguno a tener 6. Tardé en dar los cachorros, llegaron a hacerse adultos (es que no encontraba a nadie lo bastante buenos para ellos. Los cosÃa a preguntas del tipo: “¿darÃas tu vida por él?†“¿Si él necesitara un riñón se lo darÃas tú?†“¿Le dejarÃas dormir en tu cama y tú en la alfombra?â€). Al final encontré familias estupendas.
A los 16 empecé a cantar por accidente, en orquestas y alguna banda que otra. ¿Alguna vez habéis sido los protagonistas de una obra de teatro en el colegio? Pues asà estaba yo, con un pánico escénico brutal (bueno, eso es algo que aún no he solucionado). Por mucho que disfrutara –y disfruto-, cantando, la primera vez que lo hice ante un público no relacionado con mi genealogÃa noté que mis orejas cobraban vida y se iban de mi cara mediante implosión súbita. Ya nos llevamos mejor, antes de salir a cantar mantenemos una conversación animada mis orejas y yo. Explotad, pero esperad a que estemos solas. Yo sé que ellas se esfuerzan.
Mientras tanto seguÃa con mis relaciones de chicos. Nunca me gustó ninguna chica. No sé, me atraÃan más los hombres (¿Barbie, tienes algo que ver en esto?). De momento soy hetero, aunque a veces dan ganas de cambiar las preferencias. ¿Por qué serán los hombres tan esclavos del qué dirán de mà si ven como soy?
A los 23 me pasó algo maravilloso: también puse un pequeño abanico en mi vida y el 24 de septiembre del 2001, ya con 24 años, a eso de las 19:05 nació mi hija Leticia, lo mejor de mi vida. En ese momento cambié. Y ella me daba fuerzas en mis momentos de debilidad y desesperación. No hay nada mejor que encontrarse perdido y ver que tu hijo te mira con cara de “aquà no ha pasado nadaâ€.
Cuando Leti tuvo 2 años entré en OT3. Fue una experiencia brutal, aunque no la disfruté lo suficiente porque no veÃa a mi hija y en 2 años no me habÃa separado de ella, pero bueno. Pensé que esperarÃa a su madre para decapitar muñequitas sin seso.
Después de estos tres meses en el programa, volvà a mi vida, con facturas y poco trabajo. No voy a negar lo evidente. Es desesperante ver como aquellos que te apoyaron tanto, de golpe desaparecen y vuelves a ser invisible. Es hiriente que cuando te has hecho escuchar vuelva a cubrirte el ruido. Vivimos con ruido constante a nuestro alrededor, desde que suena el despertador hasta que pasa esa maldita moto-mosca de madrugada por debajo de tu ventana y te jode la fase REM. Pero no desisto por hacerme escuchar entre tanto ruido y llenar los silencios de mÃ. Poco a poco, luchando y con ayuda de mi gente, he salido adelante. Trabajé muchÃsimo y me pude pagar el disco. Tardé en decidirme, pero al final me arriesgué. Quise creer en mÃ. Tuve mucha suerte en la grabación. Me rodeé de unos profesionales de altura y además buena gente, con los que pasé grandes momentos durante la grabación, de risas y gran ambiente. Fue estupendo, y además tengo que agradecerles que el disco que tengo suene tan bien.
Y por ahora eso es todo, espero poder sacarlo pronto y meterlo entre tanto ruido. Ya os iré informando. Si queréis saber cosas de mÃ, preguntad; si son preguntas normales las responderé. Si son extrañas, quién sabe lo que puedo decir o no decir.Bueno aunque ya me despedi, he de decir que esta biografia no la hice sola, lo siento, no puedo mentir.... me ayudo una amiga con una vida peor que la mia.
Si, esto va por ti perrilla
Laia Perez, un diamante bruto