El arte de ser artista, especialmente en nuestro paÃs, se ha desvirtuado a extremos en los últimos años. El negocio de la música ha sido invadido por nombres propios muy comunes que han sembrado de minas el camino hacia la gloria. Los artistas de verdad, los que persiguen el sueño de la coherencia por encima del contrato discográfico, los que han tenido la visión de grabar un primer disco porque tienen algo que decir y no por el superfluo y vano hecho de ser estrellas por un dÃa, tienen que recorrer hoy un sendero mucho más duro que el que anduvieron sus antecesores cuando ser artista era algo más respetable que tener una cara bonita y un estribillo pegadizo.
Julián Candón es un artista por naturaleza. Nació con ese defecto, infectado de ese virus, afectado por esa enfermedad fatal. Estamos ante un músico que desoye racionalmente los consejos de aquellos que quieren enfocar su carrera basándose únicamente en los parámetros de la comercialidad, el potencial de alcance de sus estribillos o las melodÃas más pegadizas y antepone sobre cualquier otra cosa los mensajes inspirados desde lo más profundo del corazón escupidos de la forma más cruda a los pies de aquel que escucha sus creaciones.
Estamos ante un consumidor del arte musical desde su más pronta edad. Julián se define a sà mismo como " un rockero nostálgico del sur ", alguien que ha sabido ver en artistas cómo Ketama o JoaquÃn Sabina una forma honesta de expresar lo que uno lleva dentro de sÃ. Al igual que sucede en las canciones de los citados artistas, Julián Candón ve su obra como " Canciones cercanas que hablan de cosas del dÃa a dÃa, cosas que me pasan a mà o a los que me rodean y que cuentan historias reales en las que fácilmente quien las escucha puede verse reflejado e incluso hacerlas suyas ".
Sus canciones se sitúan entre el pop melódico de Alejandro Sanz y el rock más intimista y sincero de Revolver y están arropadas por la gran carga de sentimiento que contienen sus letras. Hay dos facetas muy claramente distinguibles en el disco: la más rockera y la más aflamencada. Julián no puede negar a su Cádiz natal. Lo lleva en las venas y de ahà su vena flamenca. Todo ello directamente exportado desde el corazón hace que los temas de Julián Candón rebosen de sentimiento y creen una vinculante simbiosis entre él y la persona que percibe su mensaje. Sus textos reflejan una de las vertientes más importantes de la vida de Julián: " Ser cristiano forma parte de mi vida, de mà dÃa a dÃa. Mis temas reflejan mi lado más humano. Tengo mis fallos, mis errores y mis momentos de duda. En este primer disco, la vertiente espiritual de mi vida ha tenido un peso muy importante ".
En su disco, Julián se ha dejado llevar por el consejo y la mano y el buen hacer de gente como Isaac Coll, actualmente girando con Santiago Auserón y la Big Band del Taller de Musics, que se ha responsabilizado de los arreglos y la dirección musical del disco o Esteban DionÃs que ha asumido la batuta de la producción y ha dado a Cien Denarios el sonido que merece.
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