LEYENDA CALAVERA:CorrÃase el caótico y funesto año del 2008, cuando bajo poseÃdo por la inquietud de experimentar nuevo sonidos de los que pululaban a su alrededor, un desalmado y sucio músico que se encontraba en su letargo creativo decidiose jugar aquella su ultima carta apostando por un devastador sonido; al serle insuficiente una sola alma para darle vida a la música de la muerte, decidió buscar entre los suburbios mas apartados de la coherencia a un ser funesto y deforme que fuese el cómplice de su maquiavélica creación.
Juntos, guiados por el espÃritu redentor de la tinta en la piel, y armados solo con tambores de ultratumba y cuerdas con mole (pero sin arroz), diéronle vida al sonido que traspasara las barreras del sano juicio y que corrompiera aquello a lo que se tenia “ascostumbradoâ€. La música de la muerte se estaba gestando.
No obstante, este par de desalmados sujetos no agusto con ser los únicos dos confidentes del chamuco, se dieron a la ardua tarea de buscar entre los escombros un ser que con su pureza y casta voluntad diera el alma al diabólico invento. La búsqueda por mucho tiempo fue en vano, todo ser que atravesabase en su camino no era más que un zombie de Sahuayo. Sin embargo, no tenÃan la más remota idea de que al cruzar justo frente al atrio de la catedral, la sociedad de la vela perpetua les tendrÃa dispuesto al ser que su búsqueda esperaba. La comunidad de las buenas costumbres perderÃa al más joven y fiel de sus adeptos, quien sin reproches aceptó otorgar su alma al oscuro sonido recién nacido. Ya conjugadas, las tres llaneras y condenadas almas cabalgaron por reinos desiertos dando a conocer a su crÃo. Entre murmuros y miradas lúgubres, el pequeñus satanicus fue tomando forma…ya era tarde, la bestia habÃa nacido.
Ahora, solo faltaba que el pequeño ser de ultratumba pudiera expresar lo que su podrido corazón le dictaba, escupir cuanta blasfemia surgÃa de su remendado cerebro.
Intentaron darle una voz tomando seres sumisos que no tuvieran oportunidad de seguir vivos en ese reyno de tinieblas. Sin miramiento de esos tres seres desalmados, caÃan seres degollados, uno tras otro hasta que junto a una pútrida tumba donde practicaban un ritual, encontraron a un espécimen que seria su victima perfecta.
El ser, aun pasmado por el ruido ensordecedor que contaminaba sus oÃdos blandió su espÃritu.
Juntos, tal cuales jinetes del Apocalipsis, los sucios seres vienen cabalgando en el reino del “folk core†dejando radiantes destellos de su demencia…Hoy, aquà yace ante ustedes el podrido demonio que con la banda sonora del rockanroll de la muerte, viene dispuesto a aturdir todos los desgastados oÃdos y renovarles su creencia musical...
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