El dÃa estalla otra vez en gritos,
busca con ansiedad mis ojos de la noche
toda muerte, mis ojos
de la olvidada noche.
Como una hiedra sigo trepando
por el muro que existe de nuevo
y el sol perpetuo me reconoce
y por un rato soy la vida.
[ y el perfume que emane del sexo se fundirá en nuevo grito ]