A RAPHAEL POR SIEMPRE

Creo que a estas alturas, Raphael merece algo más que una biografía secuestrada de un sitio informativo donde se recitan los hechos, casi siempre, en la fila sin sazón de ese orden cronológico e impersonal; razón por la cual he decidido, desde mi humilde afición a las letras, escribir estos párrafos sin nombre, sin categorías, sin clasificación…y sin tiempo. Según el diccionario de la Real Academia Española, este es uno de los significados de la palabra “Biografía”: Historia de la vida de una persona. No quiero pasar por alto mi agradecimiento a los estudiosos que contribuyen a llenar la fuente del conocimiento diariamente, escribiendo la historia de todas esas personalidades que a través de la vida, han dejado una huella más profunda en el camino, ya sea por una victoriosa conquista, un invento salvador, un comportamiento prodigio, una sinfonía celestial, una tierna voz, una rebeldía decisiva, un libro peligroso, o una profunda herida de amor…huella en la que casi siempre se hunden nuestros pies en una pausa para la reflexión. Pero más allá del simple conocimiento quiero saltar hasta el borde del corazón, donde las cataratas de la emoción nacen, crecen, y se despeñan hasta lo insondable. Si existe alguien en este mundo que merece una historia contada partiendo del sentimiento, ese es Raphael. Y es que para ti Raphael, no se han inventado lo apellidos, ni las fechas. A ti no se te puede encerrar con esquemas, con números, con calendarios…porque cada vez vuelas más alto. No hace falta hablar de tus orígenes porque la verdad se te sale por los poros…contarla, le quitaría autenticidad al espíritu que sueltas alborotando el aire que te abraza. A tus hijos, tus padres, tu mujer, tu familia…los llevas calados en la piel, en el centro fiel de tus pupilas. Tus amigos van en caravana tras de ti, cantándote una copla, rendidos ante tu sonrisa…y tus enemigos, son simplemente inmerecidos. No se pueden contar los teatros que has llenado de público y de voz, porque depende del concepto que cada cual tenga de teatro. Mi teatro ha sido esa ventana iluminada del TV donde te asomas para alegrarme la vida. Mi teatro se convierte en esos videos colgados en la pantalla de un ordenador, en esas fotos que naufragan ante mí después de una larga travesía… Tu público te espera y te reclama. Quienes te admiran lo hacen desde adentro, porque tú llegas muy profundo. Tú llegas a la inocencia, al suspiro, a la simiente…enterneces los sentidos. Has colmado todas las venas y las arterias de este mundo, has viajado por todos los hogares, por todas las distancias, has estampado tu marca inconfundible con el hierro caliente de tu entrega. No has dejado pasar la vida, sino que has pasado por ella cosechando el fruto, el árbol, la raíz, la flor. Has vencido la mentira, la miseria, la muerte con esa daga que no hiere. Has ganado tus luchas sin destruir y sin matar. Has colgado tus victorias en las orillas de todos los caminos sin vanaglorias ni excesos. Tienes tus bolsillos llenos de un amor muy bien ganado. Un amor que retumba como un trueno en las paredes de tu horizonte, activando la onda que se expande veloz derrumbando las fronteras, la riqueza, las razas, la pobreza…Un amor que cae sobre ti por la gravedad de tu ternura. No ha nacido aún quien calle tu voz, quien te obligue al silencio. Una voz que emprende el viaje desde tu garganta bendecida, y se prepara en tus labios para el despegue final que se abraza al infinito…a esa mirada ardiente de un público devoto y sometido a tus encantos. No ha nacido quien marque las páginas de tus crónicas con un escándalo que no sea el de tu canción. No te pareces a nadie, porque has sabido caminar siempre con el norte de tu propia estrella, has sabido escoger de qué manantial bebes tu agua, has sabido guardar el alma del odio que vaga entre las sombras, has podido borrar a la mentira sin bajar la mirada…caminando de frente, como el inmune guerrero que no cambia su marcha cabalgando en su nube de esperanza. Bendito sea el mundo que conspiró a favor de tu nacimiento. Bendita la vida que arde en ti con esa llama que eternizas en cada aparición, en cada gesto. Ha sido largo tu andar, pero tu camino va más allá de tu propia existencia, apuntando hacia la eternidad. Ojalá que muchas lunas te abriguen el sendero, y que muchos amaneceres protejan los latidos de tu corazón.

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