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Si Rodín Sotolongo fuera trovador, le hubieran endilgado el rótulo de cronista de su país, como a los cantautores que se empinan sobre las vivencias cotidianas para narrar lo que va pasando, como tejiendo lo que después se llamará historia. Sosegado y estable, tranquilo y flemático, Rodín, sin embargo, tiene un torbellino en su cabeza: es un constante observador de la actitud humana, que cuestiona, analiza, satiriza, pero nunca se queda impasible. Lo que satiriza a veces es la realidad, pero lo hace a través de seres humanos. Una realidad que también lo estimula para fantasear alrededor de lo que ve cuando sale de su casa, como un vigía refinado e implacable. Utiliza la técnica mixta sobre cartulina, papel y lienzo, y dibuja a tinta, con creyón y lápiz, sobre cartulina. El desenfado, por la soltura de los trazos, se hace evidente en los dibujos a tinta, un rasgo distintivo de la plástica cubana y una prueba de que es un continuador de esa tradición. A sus 35 años de edad, Rodín posee una especie de brújula con la que se orienta en su obsesiva búsqueda formal y conceptual, hurgando en nuevos pretextos para plasmar sus interpretaciones del país y la sociedad, o para dejar también, sobre el lienzo o la cartulina, zonas de su propia personalidad, que únicamente descubren quienes lo conocen en la intimidad. Pero lo bueno de este creador es que no se agota ni se enferma con preocupaciones sociales y también sabe ver donde hay razones para otro tipo de inspiración, como un delicado, estimulante, a veces imperceptible, erotismo, presente en su obra a través de imágenes y especie de duendes que incorpora al universo plástico. Si Rodín -graduado en la prestigiosa escuela de San Alejandro, en 1993- es un mezclador de percepciones, sensaciones, criterios, también lo es cuando maneja los estilos e influencias: los enfrenta unos a otros mientras pinta o dibuja, de manera que su obra es una combinación de expresionismo abstracto, pintura figurativa y gestual. Para llegar hasta este grado de evolución, Rodín Sotolongo ha tenido un vínculo sólido y regular con el trabajo de pintores como el alemán Otto Pix, el español Antoni Tapies, el estadounidense Jackson Pollock y el francés Toulusse Lautrec. También con cubanos que han marcado diferentes épocas del arte nacional, como Fidelio Ponce, Martínez Pedro, Antonia Eiriz, Roberto Fabelo y Nelson Domínguez. A juzgar por una sed insaciable de buscar, como alguien que odia la rutina creativa, a Rodín Sotolongo parece faltarle mucho camino que recorrer aún, entre propuestas temáticas, conceptuales, y sobre todo, unos deseos inmensos de seguir reflexionando a través de las artes plásticas, el oficio más fecundo que encontró.(Texto: Mario Vizcaíno)

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CURRÍCULUM VITAE..:namespace prefix = o ns = "urn:schemas-microsoft-com:office:office" />     RODIN SOTOLONGO ZAPATA   Ciudad de La Habana, 27 de Abril de 1972. Dirección: Vista Alegre ...
Posted by on Mon, 21 May 2007 06:52:00 GMT