Camilo Quezada

C.Q. se lo pasó entre 1994 y el 2001 sorteando amarguras, desaguisados y, catastróficos resultados económicos, en busca del aplauso fácil.Mención aparte merece su querida “Banda Boche” la que, si bien terminó convertida en banda de covers, ensayó material propio a puertas cerradas, de Noviembre 1997, a Junio 1998, ello, con material que provenía desde el 95` hasta esa fecha. Menciono este período y formación, pues nunca se dieron mejores condiciones de infraestructura, fiato, sala de ensayo y, aunque inconcluso, tan buen material. El resultado: Esa formación NUNCA tocó sus temas.Entre 1995 y el 2001, desfiló (entre otros) gente tan variopinta como El Julio (Trato Bestial), Rodolfo Zapata, Mayo Romero (Krápula, Encrucijada), Fresa Parra (Uñas Negras), Alex Garrido (Benigan), Dante Flores (Pasión Activa), Alan González (…), y mi gran partner Luis Araya, que a pesar de no tener grupo fijo que lo aguantara, fue el único que terminó haciendo lo correcto.OBSOLETO (11 Tracks, 50 minutos app.)Gracias al ofrecimiento de su amigo Renzo Torti, entre el 2003 y el 2004, C.Q. prepara un disco que es la cristalización de sus influencias musicales hasta aquel entonces.Las maquetas y experimentos se realizaron en una radiocassette de dos decks, ensayando distintas mezclas y arreglos. Esto no es menor, considerando la saturación de instrumentos y la densidad de ensamble que pretendía lograr.DAÑO IRREVERSIBLE: CASI TODOS LOS TEMAS CON TEMPO IRREGULAR. ADIÓS AL GROOVE.Puesto que los decks de la radio no giraban exactamente a la misma velocidad (y que en ellos ensayó las futuras pistas) estando en el estudio, no le calzaban los tonos, no le encajaban los acordes, había ensayado todo más arriba o más abajo. Para un músico modificar esto no sería problema, pero él no sabía ni que acordes estaba haciendo, pues sólo se había aprendido los “dibujos” de las manos en el teclado.Tampoco pudo aprender a programar la Boss DR660 (bueno, ahora sí sabe…) así es que grabó las bases con una Epiphone LP100 y sin metrónomo. Este lo desconcentraba.En general, grabó el bajo al final, y la drum machine (la cual casi siempre fue tocada manualmente y a tiempo real) fue pinchada-parchada-modificada-borrada hasta el punto en que, cuando se le acabaron las 16 pistas, hubo que pinchar los segmentos en silencio de las pistas de otros instrumentos. Algo similar ocurrió con los teclados.El arreglo de los temas varió tanto, que C.Q. tuvo que rehacer hasta las lìricas y los fraseos en el mismo estudio.En los buenos punteos destaca Helmut Arno de Villa Alemana, quien tocó lo suyo en una hora y nunca quedó conforme. Muy agradecido quedó Camilo, de Milton Flores quien lo acompañó en el bajo en “Cueca”, pero muy, muy especialmente de Renzo Torti, sin cuyo apoyo (moral y técnico) no hubiera cerrado este proceso vinculado a sonidos ya, tan obsoletos.