Musico (compositor, cantante, guitarrista de la banda Los Pechos Privilegiados), periodista (hago de todo: desde dirigir y editar una revista -La Mosca en la Pared, actualmente en receso- hasta entrevistas, columnas politicas -"Camara hungara", los sabados en Milenio Diario, pag. 3-, reseñas, criticas, cronicas, correccion de estilo, pies de fotos, balazos de portada, ir por el cafe, etcetera) y escribidor (con dos novelas, una publicada -Matar por Angela- y otra aun inedita -La suerte de los feos-; un libro de investigacion periodistica -Mas alla de Laguna Verde-, mas de seiscientas canciones -letra y musica- y uno que otro poemita -mi favorito: "Extraño tu cuerpo"), amante y admirador apasionado de las mujeres (adoro a dos en especial pero no solo me esta vedado pronunciar sus nombres, sino que me estan vedadas ellas mismas, tant pis), futbolero de corazon, rocanrolero por vocacion y bluesero por adiccion. Tambien me gustan el cine, la historia, el jazz, la mal llamada musica clasica, la pintura, la politica (como mero observador, claro) y, como dijo Borges, me jacto de los libros que he leido (y, digo yo, de las amigas que tengo y he tenido). Ahora, una parafrasis de Woody Allen: ¿Por que vale la pena vivir? Es una buena pregunta... Mmmm... Bueno, hay varias cosas que... creo que hacen que valga la pena... Eh, ¿como cuales? Bien, para mi... Mmmm... Yo diria... los Hermanos Marx... por decir una... Mmmm... Manhattan y Annie Hall de Woody Allen... El cine de Francois Truffaut y el de Eric Rohmer... La musica de Mozart y de Haydn... Frank Zappa... Jorge Ibarguengoitia... Oscar Wilde... Los Beatles... Los Kinks... The Who... Neil Young... Mis hijos Alain y Jan... Los Pumas de la UNAM y el futbol como una de las bellas artes... Rojo y negro de Stendhal... Madame Bovary y La educacion sentimental de Flaubert... Las peliculas de James Cagney y James Stewart... Marilyn Monroe... Seinfeld... La pintura de Joan Miro y de Magritte y de Paul Klee... Tin Tan... El blues... El buen rock... El jazz... Las tardes de noviembre... Tlalpan... La posibilidad de seguirse enamorando como si uno siguiera siendo un adolescente y, en ese sentido: la pasion, la entrega incondicional, la ternura... El rostro de mi niña... Sus labios... Su ombligo... Su mirada... Su dulzura... Su calidez... Su inteligencia... Su sensualidad... Su calidad de ángel... y su sonrisa, su gracia, su preciosa ligereza. Por eso y solo por eso si que vale la pena vivir.
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