PIGUS

Cambiamos en el tiempo, las nuevas tecnologías confluyen y potencian el fluir de lo que siempre me ha gustado: esquiar por todo terreno y crear música combinando todo: samplers, sintetizadores, computadores, instrumentos acústicos… Música y esquí, esquí y música:la libertad de fluir, fluir en libertad.Comencé a esquiar a los once años y a jugar con música desde que tengo recuerdos. No paré más de esquiar, incluso cuando que me hice músico de profesión.La música llegó a interrumpir lo que desde niño parecía ser un destino dado para la actuación. Mi padre Domingo, un intelectual consagrado al teatro, me incentivó a escuchar y conocer muchas cosas; mi madre, actriz incondicional, me mostró a Los Beatles; y entre escenarios y camarines, a músicos notables. Juntos me regalaron una infancia plena de vida cultural. Así entré a la universidad. En las ciencias humanas encontré algunos senderos hacia el conocimiento de mi entorno, el mundo y la humanidad; y en el ejercicio de la música y del esquí, mis canales de comunicación. Después de estudiar Antropología dos años en la Universidad de Concepción y luego otros dos en Santiago en la Universidad de Chile, dejé ese camino para dedicarme por completo a la música.Al regresar a la capital comencé a estudiar flauta traversa con el profesor Alberto Harms; pero el sonido y las posibilidades del saxo me fascinaron y comencé a aprender con Kike Aldana y su hijo Marcos, entre otros, lo que colaboró con una larga carrera de saxofonista. Con este rápido avance en el instrumento me tuve que preparar eficazmente en el ámbito de la teoría musical, en lo que fue crucial la figura de Verónica Muñoz. A la vez, cada vez que podía me arrancaba a la cordillera que está frente a mi casa. Pasaban los años ochenta.En Concepción reencontré la riqueza del folclore, y luego en Santiago comenzaron las bandas universitarias, de fusión y experimentales. Entonces nacieron Generaciones y Primeros Auxilios. Casi siempre junto a mi amigo Mario Planet, la transición hacia Upa! había comenzado. La historia fue larga y fructífera. Actuamos en casi todo el país, en el extranjero, y llegamos a grabar cinco discos, de los cuales algunas canciones suenan hasta hoy en la memoria y en las radios de mucha gente. En esa época empecé a sumergirme en la tecnología musical y adquirí los primeros equipos que serían la base para un estudio personal. Mi afición por el esquí y la montaña fue ganando terreno. Y así llegaron los años 90.Vinieron diversos viajes a Miami, donde trabajé en producción de música con samplers, y a Francia para tocar y esquiar. Como músico de sesión y jazz participé en proyectos por diferentes lugares del mundo, mientras trabajaba como saxofonista en grabaciones y en orquestas de programas de televisión chilenos. Seguí conociendo gente y realizando proyectos. Me hice instructor de esquí. Los inviernos los pasaba en la montaña con un mini estudio para poder trabajar. De esos tiempos nacen Triboo, Andxpress, Feel y Chiporro, donde se consolidaba una técnica de producción que venía desarrollándose desde hacía años Hoy la llamo de tecnologías musicales integradas. Ya estaba montado mi homestudio, que ha ido creciendo con el tiempo, y del cual han salido ya cinco proyectos completos, además de numerosos trabajos de publicidad y pedagógicos. Uno de ellos es un trabajo de investigación y grabación que llamé Chinchineros: ritmos chilenos o criados en Chile, una experiencia enriquecedora que me acercó nuevamente a la antropología. .Con los 2000 decidí comenzar una intensa aventura con el esquí. Hacía temporadas compartidas con Europa, y por estos años alcancé el más alto grado de Instructor a nivel internacional que hoy poseo. Trabajé en Andorra y Chile en temporadas alternadas durante varios años y pude conocer grandes centros de esquí. Encontré en eso lo que andaba buscando desde niño: la libertad total de poder crear caminos y estrategias para descender por todos los sitios. Los equipos que hoy existen para el Freeride los esperé más de una década y al fin ya no ando solo. Y el camino recorrido es largo.Los años no pasan en vano. Hoy estoy en el lugar que siempre imaginé, dedicando mis días a componer, producir música, esquiar, enseñar y tocar. Y lo mejor es que es sólo un comienzo…