Hace 24 años en un laboratorio del norte de California dos miembros de la Logia Masónica #33 experimentaban y fantaseaban con la idea de crear un embrión humano en un tubo de ensayo. El destino quiso que dentro de ese tubo de ensayo se derramara un huevo crudo, media cebolla y una patata, mezclándose con el esperma de un individuo de raza aria, los dientes de un disfraz de dragón chino y el pelo de un camello del Ãfrica meridional. El resultado lo tenéis ante vuestro ojos: un ser humano perfecto. Su misión: no tener misión.