Blue Grin

Blue Grin -sonrisa triste- es una paradoja, como su música. Porque lo que pretende este quinteto es hacer fácil lo difícil: música de calidad y escuchable. Blue Grin se mueve entre armonías tensas y melodías distendidas, entre letras lúgubres y frases luminosas. Sus canciones son un claroscuro constante, con volúmenes fluctuantes entre el susurro y el grito, guitarras rasgadas, teclados sutiles y dibujos vocales que oscilan entre el vértigo solista y la armonía envolvente. El eclecticismo del grupo se reconoce también en la variedad de sus composiciones, de estilos poco definibles. Resulta difícil clasificar a un conjunto que sorprende con "Lotion from you", un tema que flirtea con el trip-hop, y luego se mete de lleno en el Pop beatlesco con "Butterfingers"; rizando el rizo, homenajea a Jeff Buckley con "The Devoted" y se sube al tren de lo bizarro con "No guts to quit drugs", una canción con un compás inusual que, sin embargo, es de fácil digestión. La misma descripción vale para sus componentes, que llegan de ambientes tan diversos como el Rock, el Jazz o el Teatro musical: una mezcla que les ha ayudado a encontrar el sonido paradójico que los define y que tiene por bandera la honestidad en la música, en las letras y, quizás, en la vida. Así es Blue Grin: coherentemente incoherente. Sonreíd, que el mundo se acaba.