About Me
Mi infancia transcurre en Zaragoza, entre clases de piano, difÃcil adaptabilidad en el colegio, y una fijación temprana por la música pop de los 80.En la adolescencia intento huir de la música, en parte por no integrarme bien en el instituto. Tener ideales y creer en cosas no siempre es del agrado de la gente que te rodea, gente que al final uno no elige, gente que la vida pone en el camino para ponerte a prueba, o al menos esa es la lectura que saco. Todo esto me hace tener otras preocupaciones personales, del dÃa a dÃa, que no me dejan pensar en mi sueño. Curiosamente mis mejores amigos son de esta etapa de instituto. Cosas de la vida…En mi etapa de universitario, ya no hay presión de ningún tipo y siento que puedo hacer lo que quiera. Asà que empiezo a alternar las clases de derecho con clases de danza. Bailar fue la primera cosa excitante que hice con mi vida. Las clases de jazz eran las mejores porque aprendÃa pasos que luego podÃa aplicar a mis coreografÃas. Alguna de la gente era como yo en el sentido de que podÃa compartir las mismas inquietudes, intercambiar ideas… Me sentÃa libre, pero sobre todo, diferente.El paso siguiente serÃa hacer una maqueta. Allá por el 98 tenÃa dos temas, escritos y compuestos por mi, “Seguir†y “Miedo por ti†que me parecÃan lo suficientemente buenos para producirlos y hacer una maqueta. Eso hice, y eso fue la segunda cosa más excitante que me pasó. Una sensación increÃble, terapéutica y que me llenó de fuerza para dedicarme a la música. Poner música a tus ideas y experiencias ¡es genial!Durante la facultad no siempre tengo las cosas claras. Mi estado de ánimo es como una montaña rusa. Mi pasión por la música y los escenarios es fuerte, y crece con las primeras actuaciones y conciertos que hago… Pero el trabajo y la carrera se apoderaban de la mayor parte de las horas que tiene el dÃa… asà que tengo una sensación de estar entre dos mundos. Por entonces escribo “Mundo de Papelâ€, “La vida es Sueño†y “Tribunal de la Concienciaâ€, canciones que plasman toda esa inseguridad, sentimiento por el que al final, todos pasamos en algún momento de nuestra vida, sobre todo cuando persigues una meta. Todos soñamos, y todos tenemos una realidad en la que debemos encajar esos sueños.La impaciencia me consume y decido dedicar un tiempo exclusivamente a la música, tiempo en el que hago bastante “tele†a nivel local actuando en programas de variedades, matinales…en Aragón, PaÃs Vasco y Valencia en su mayorÃa, pero enseguida entiendo que sin un disco que respalde lo que hago es complicado obtener logros artÃsticos. Fue una época dura, de cambios… no es un periodo especialmente feliz. Aprendà más de la vida en ese año que en los veinticinco anteriores, y es que en la música te puedes perder si no tienes una personalidad fuerte, algo que por entonces no tenÃa.“Canción de un Tonto†nace en esos meses en mitad de una relación frenética y soledad aplastante. Pero bueno, no hay espacio para telenovelas… Asà que vuelvo al punto de partida, a la Facultad, a terminar la carrera, con los sueños agujereados, y más malas experiencias que buenas, pero desde luego mucho más fortalecido. Enseguida siento que la Universidad me aburre soberanamente, y que mi persona poco tiene que ver con el chico que 6 años atrás comienza la carrera. Mis inquietudes eran de otro tipo, y cada vez era más difÃcil no tener conflictos de identidad. Aun asÃ, me licencio en el año 2004, gracias a la absurda ambición de querer terminar lo que empiezo, más que por interés.
Ahora tendrÃa más tiempo para la música. TenÃa unas cuantas canciones que habÃa escrito en los últimos meses (“Angel del Destinoâ€, “Yolandaâ€, “Tu Traiciónâ€, “Silencio de Amorâ€, “Tu meta es el cieloâ€). Lo siguiente en mente es hacer un disco. Con un puñado de temas, algunos rescatados de maquetas anteriores y otros nuevos, vuelvo a la escena musical aragonesa con “Entre 2 Mundosâ€, un primer disco en honor a mis últimos años de conflictos personales, aspiraciones y sentimientos contradictorios, que promociono a nivel local en radios, prensa, ámbitos culturales y centros cÃvicos, salas de conciertos, galas promovidas por agencias… La experiencia fue positiva. Por fin puedo montar conciertos no solo a nivel musical, sino visualmente con bailarines, proyectores escupiendo imágenes y con todas las ideas que tenÃa en mi cabeza sin poder materializar. No tener una discográfica hace difÃcil mantener un sueño, pero personalmente este proceso creativo para mà ha sido una reconciliación con todo lo que querÃa hacer, dándome fuerza para seguir adelante sin tirar la toalla.A dÃa de hoy puedo decir que tengo más años, pero también tengo las cosas mucho más claras. Sigo entre dos mundos y mis sentimientos contradictorios luchan entre ellos. Pero hay uno que siempre gana y sale fortalecido de cada batalla. Mi sentimiento de artista.Mientras hay ilusión, hay esperanza…