Hablar de Kiko Tovar es hacerlo de alguien distinto.Encontrarse con un adolescente ingenuo, generoso y sensible que sueña con hacer canciones, y que años después se haya convertido en una de las más interesantes promesas como cantautor es ya de por sà especial, pero más lo es, si cabe, ver que ese chico, después de tantas experiencias, de tantas vivencias agradables y desagradables, después de ir madurando, es aún mejor persona que antes. Y eso es lo primero que hace resaltar al Kiko Tovar músico, que esa persona transparente y creativa es quien sustenta al artista, es quien le da forma.
Iniciado como un curioso al que le seducÃa ese despertar de la sensibilidad mediante una guitarra, y aprendiendo a saborearla con canciones de Silvio RodrÃguez o Sabina, prontó comprobó que además de buen oido tenÃa talento. Y no tardo en entrar dentro de un incipiente cÃrculo de promesas entre los que estaban Pedro Guerra, Ismael Serrano, Tontxu....y él.
Con sólo 18 años, y tras haber probado el sabor de los mejores locales de Madrid, pudo grabar un disco. Todos hablaban de él, y todos le escucharon, ya que su primer single, "No sé tu nombre", fue pronto número 1 en Cadena 100 y en Caracter Latino de los 40 Principales.
Aquel disco, sin duda, le cambió la vida.....y no sólo para bien.
Se fue de gira con Ella Baila Sola, y más tarde tuvo el honor de telonear a JoaquÃn Sabina. Tocó por toda España, le entrevistaron de casi todos los medios y vendió muchos discos. Era la revelación del momento, un casi niño despertando la misma admiración que los adultos.Después comprobó que la vida a veces tiene dos caras, y después de la cara vino la cruz.Lo que eran abrazos, besos, adulaciones....se tornaron en desconfianza, exigencias y rechazo por parte de su compañÃa y oficina de representación.Y ahÃ, en medio de la tormenta, solo en la deriva, comprobó que no tenÃa más contrato que su guitarra, ni más oficina que la de su corazón. Y a pesar de todo no se hundió, y su barco, con el paso de tiempo, sigue navegando aún más fuerte que antes.
El Kiko Tovar de hoy es un joven de 28 años, que ha tenido la gran fortuna de poder descubrir quien es quien cuando la gran mayorÃa trata a esa edad de saber quien es uno mismo.Él, en la vida y en la música, nunca ha tenido dos caras, y es algo que se puede apreciar en todos sus conciertos.A su desparpajo natural y a su inmediata conexión con el público, le ha
ido añadiendo, después de cientos de actuaciones, la firmeza y
desenvoltura propias de quien ya es, a pesar de su enorme juventud, un
más que asentado y asÃduo de los escenarios.
Y esta evolución se refleja también en la temática de sus canciones, ya
que a las primeras de amor, amistad y vida cotidiana ha ido añadiendo
poco a poco muchas más llenas de realismo y crÃtica social, lo cual es
lógico teniendo en cuenta que hablamos de un brillante licenciado en
SociologÃa y casi Doctor en PsicologÃa Social.
El directo es sin duda uno de sus fuertes, y es que es con el calor del
público donde se encuentra más a gusto, más arropado, para asà poder
sacar lo mejor de su repertorio.
A las tradicionales "*No sé tu nombre*", "*Insecto*" o "*El amor nos fue
cambiando*" podemos añadir, entre sus mejores canciones, a las más
recientes "*Hablamos del amor*", "*Esmeralda*", "*Puerta de embarque*" y
las acertadas crÃticas sociales de "*Le monde diplomatique*" o "*La
juventud*".
Todas ellas, como las demás, ofrecen la garantÃa de encontrarse con la
grata compañÃa de alguien que merece la pena, y no sólo como brillante
músico sino también como excepcional persona, cualidades ambas que salen
a relucir con naturalidad y mucho humor en cada uno de sus conciertos.
Embarcarse en sus sueños, aunque sólo sea por dos horas, es una firme
garantÃa de quedar indemne frente a una sociedad frÃa, frivola e
interesadamente adormecida, que sin duda no realza a tipos como él, no
sólo por no necesarios sino por molestos, peligrosos.