“Viajar por la costa azul siempre fue uno de sus pasatiempos compartidos, estoy seguro, e incluso podrÃa investigar para demostrarlo, que en más de una ocasión compartieron hotel sin saberlo.
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En aquella época Ella se encontraba en Monte-Carlo vaciando la cuenta corriente del que habÃa sido su último gran amor, un millonario al que conoció en el Copacabana y que resultó ser menos hombre de lo que una mujer como ella necesita. (…)
Mientras, tras varias semanas visitando las capitales mundiales de la moda Él disfrutaba de unos dÃas de relax junto al mar sin más preocupación que la de escoger con que copa acompañar cada momento.
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La noche en que se conocieron ambos se encontraban sentados en la terraza de un barco con vistas a la bahÃa de Mónaco. Las luces de la ciudad, los pequeños yates a su alrededor, el casino, y un camarero despistado unieron sus vidas al cruzar sus cocktails…
-Garçon… Mi whisky sour no solia ser de este color… - dijo ella
- Excusez moi mademoiselle, creo que ese es mi cosmopolitan. - dijo él mientras ella se ruborizaba y dejaba escapar un leve suspiro entre sus labios. – Y este debe ser sin duda su whisky sour. – añadió.
- Merci beaucoup. – contestó ella con una suave y misteriosa caÃda de ojos.
Él la miró, sonrió y añadió - Por cierto, lleva usted un tocado fabuloso – y asintió mostrando un gesto de aprobación y admiración.
- Oh! Grà cias… - dijo ella ruborizándose por segunda vez en pocos minutos - Es de un nuevo diseñador emergente, no se si lo conocerá…
- Lo está conociendo usted, querida – dijo él mientras se sentaba junto a ella para compartir la que serÃa la primera de tantas noches de complicidad juntos.
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Él, Ella, un cosmopolitan, un whisky sour, las luces en la noche, una amistad, una actitud, Duplex.â€
Fragmento de “Delirio Divino.†BiografÃa no autorizada de Duplex por Cheryl Hott.