Guitarras, percusión y la voz de un Dios llamado ROCK,
miles de gargantas gritamos por una misma luz y nos
dejamos todo el aliento por un mismo sentimiento, cual
alzando nuestras manos enloquecidos por el Metal,
absorbemos y escuchamos esta música llenos de emoción.
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Melenudos con trajes de amistad, nos mezclamos con
nuestras camisetas de negro siendo hermanos de una
misma pasion, almacenamos en nuestros corazones el
solidó sonido de mentes que alabamos, y con dicha afanamos
notas que emergen de las cuerdas de nuestra ilusión.
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Odiamos lo prohibido aunque en esos momentos de efusión nos
dejan tranquilos y en paz, pero nada mas es una falsa realidad,
pues solo dura tres horas la quimera de nuestra libertad, libertad
que no es eterna, libertad que tiene caducidad, libertad que no es
permanente, libertad con la que soñar. LARGA VIDA AL HEAVY METAL!!!