Casi todo lo que nos rodea está destinado al basurero. Ellos buscan (y encuentran) la belleza de lo inservible y ponen en práctica uno de sus lemas "una segunda oportunidad para la ropa de segunda". Parecen dos pero son tres: en la foto, Óscar Ruiz-Schmidt y MarÃa Montero; Carolina Ãlvarez, la otra socia, es la luz detrás de la marca y la maestra de bordado. Se llaman Pájarapinta y son como el ADN de la tienda eÑe. Su propuesta está más cerca del oficio del vestuarista que del diseñador de modas, pero como no es ni lo uno ni lo otro sino todo lo contrario el trabajo de Pájarapinta es también oportunismo absoluto, robo exquisito, apropiación indebida, corte confección estroboscópica, reciclaje mágico y fetichismo espumoso, canción de fondo. A partir de un concepto que mezcla la ironÃa y el sinsentido, en sus diseños las piezas intervenidas entablan un diálogo con la prenda original. Pájarapinta es bisuterÃa, pintura, decoración, serigrafÃa, alteración. Pájarapinta también es Rimbaud cuando dice "ma vie est usée".